martes, octubre 03, 2006

LA CULTURA. EL IDIOMA 2

Al lado de su gran actividad militar, repobladora y política, Alfonso IX de León realizó memorable labor cultural.

Durante su reinado, Santiago de Compostela fue un gran foco de cultura eclesiástica y en letras latinas. En los estudios de la capital gallega se formaban muchas mentes ilustradas y otras muchas salían de ellos para ampliar sus conocimientos en centros universitarios extranjeros -frecuentemente en París- con ayuda económica del arzobispado, la mayoría de las cuales regresaban con prestigiosos títulos de magisterio. Del semillero cultural compostelano salieron muchos de los funcionarios que rigieron el reino, entre ellos la mayoría de los oficiales de la cancillería real. En la misma catedral de Compostela se formaron intelectualmente los tres arzobispos que gobernaron la diócesis en este reinado.

Centro cultural leonés de esta época que pronto alcanzaría extraordinaria importancia era el de Salamanca. De él nos ocuparemos con mayor detalle más adelante.

Si el latín era la lengua escrita de las minorías cultas en la producción intelectual, el lenguaje popular en que se escribían la poesía y los documentos particulares era el bable o romance leonés, que se desarrolló en todo el reino de León desde Asturias hasta Extremadura, con diversas modalidades comarcales, las más conocidas de las cuales son las del bable asturiano.

Al llegar a este punto creemos conveniente recordar, ante un rnapa histórico-lingüístico de España, varios hechos bien conocidos de los filólogos, que ya hemos expuesto en páginas anteriores y nos ayudarán a imaginar lo que era el idioma hablado en el País Leonés en el reinado de Alfonso IX:

- Antes del siglo XII el castellano no había entrado en la planicie leonesa del Duero (29) (30).
- En tierras orientales castellanas de Burgos, la Rioja y Soria todavía se hablaba vascuence en el siglo XIII.
- En tierras de las actuales provincias de Palencia y Valladolid el leonés se habló hasta los siglos XIII y XIV.
- El leonés era el lenguaje hablado en la corte de Alfonso VI, donde los magnates de la Tierra de Campos tenían preponderante influencia.
- El leonés, descendiente directo del romance visigodo, era más parecido al gallego que al castellano.
- El gallego, el portugués y el leonés (en sus varias modalidades) forman una familia lingüística del mismo origen que se extendió por todos los países del antiguo reino de León.
- Las actuales provincias de León, Zamora, Salamanca, Cáceres y Badajoz no comenzaron a hablar castellano hasta los siglos XIII o XIV (según las zonas).
- En Asturias, en la Liébana (actual provincia de Santander) y en
zonas más o menos extensas de León, Zamora, Salainanca y Cáceres aún se hablaba leonés a principios del siglo xx.

El leonés fue lengua oficial empleada a todo lo largo y lo ancho del reino astur-leonés. Los notarios lo usaron en sus documentos desde Palencia hasta el Bierzo y desde Gijón hasta Zafra. En él están escritos los fueros leoneses de Avilés, Zamora y Salamanca. En leonés se hicieron la mayoría de las versiones medioevales del Fuero Juzgo, ley fundamental de la corona leonesa. Una de sus más cultas manifestaciones literarias es el Libro de Alexandre, escrito probablemente en el reinado de Alfonso IX. En el códice más antiguo que de esta obra se conoce, atribuido a Juan Lorenzo de Astorga, el lenguaje es acentuadamente leonés.

Las semejanzas entre el leonés y el gallego y la influencia cultural de Galicia sobre León en esta época inmediatamente anterior a la unión de las coronas leonesa y castellana es una consecuencia natural de las historias de León y Galicia.

Los gallegos y los mozárabes tuvieron una participación muy importante en la repoblación de las tierras leonesas; mientras apenas intervinieron en la repoblación de Castilla, que fue obra de los cántabros -primeros castellanos- y de los vascos en su avance de norte a sur.

En Galicia no se produjo una apreciable solución de continuidad histórica entre la Antigüedad y la Alta Edad Media. Sus moradores no cambiaron entonces gran cosa el curso milenario de su vida. Perduraron en el país durante siglos tradiciones sociales, políticas y culturales heredadas del Imperio romano, entre ellas el régimen de servidumbre y el colonato en la tierra. Conquistada por los musulmanes en el año 714, la abandonaron poco después por lo que no dejaron huella de su estancia en el país. Los cambios culturales fueron aquí lentos y lo mismo ocurrió particularmente con el idioma. El latín fue modificado por los invasores germanos, y la cultura godo-romana y el romance que éstos dejaron entró en contacto directo con la Europa occidental cuando los primeros peregrinos francos, a través de los Pirineos y del Camino de Santiago, llegaron a Compostela para visitar la supuesta tumba del Apóstol, antes el año 1000; y desde entonces hasta el final del reinado de Alfonso IX el prestigio cultural de la capital gallega creció incesantemente.

La influencia cultural de Galicia en el siglo XII era grandísima. El foco compostelano la irradiaba por toda la Península, y especialmente sobre las tierras leonesas de su misma corona.

Tan amplio era el ámbito territorial de la familia lingüística galaica (gallego, portugués y leonés), comparado con los más reducidos del catalán y el castellano, que Oliveira Martins ha podido comentar -repetimos la cita- la posibilidad que se dio en los siglos XI y XII de que el gallego (en esta acepción lata) hubiera sido el idioma de la monarquía leonesa superando al castellano.

La corona leonesa desde su consolidación por Ordoño II abarcó todo el territorio de la antigua Gallaecia romana y visigoda, que por el oriente llegaba hasta el Esla y por el sur hasta el Duero, más el viejo reino de Asturias y las tierras_propiamente leonesas de las montañas lindantes con Galicia y Asturias, y de la llanura del Duero al norte de este río y al occidente del Pisuerga. Conjunto territorial que después se extendió por tierras de Salamanca y Extremadura hasta la actual provincia de Huelva.

Desde el siglo xi fue costumbre tradicional de los reyes leoneses criar a sus hijos en Galicia, lo que sin duda había de influir en sus costumbres y formación cultural.

Importante factor de sustento del lenguaje leonés en esta época fueron los mozárabes, que lo conservaban como pervivencia del romance visigodo. La región del norte del Duero repoblada en los comienzos del reino de León debió de conservar el dialecto mozárabe de sus repobladores, que también mantuvieron allí la vigencia y el prestigio del Fuero Juzgo. De la contribución mozárabe a la colonización del reino de León en los siglos XI y XII ya nos hemos ocupado en otro capítulo. Recordemos en dos palabras que fue sobresaliente, como lo fue la de los vascos en Castilla.

La influencia de los mozárabes en la España musulmana decae rápidamente en los siglos XI y XII a causa del dominio de las dinastías africanas (almorávides y almohades). Según Sánchez-Albomoz, puede afirmarse que en la segunda mitad del siglo XII no quedaban mozárabes en el Ándalus (31). En cambio, la presencia de los mozárabes tuvo durante estos siglos (y aún en el XIII) gran significación cultural en el reino de León, sobre todo después de la conquista de Toledo por Alfonso VI, y más aún si se tiene en cuenta la semejanza que el romance de los mozárabes toledanos tenía con el leonés central; analogía tan grande que, en ocasiones, los mozarabismos pudieran llamarse con igual razón leonesismos (32) (33).

Bellas y abundantes manifestaciones de la contribución de los mozárabes a la cultura medioeval del reino de León son las iglesias que aún pueden verse en las tierras leonesas de la cuenca del Duero, desde Bamba y Mazote (Valladolid) hasta Peñalba y Santo Tomás de las Ollas (el Bierzo), pasando por la maravilla de San Miguel de Escalada. Muy escasas y modestas son, en cambio, las reliquias que del arte mozárabe se encuentran en Castilla (San Millán de la Cogolla, en la Rioja, y San Baudelio de Berlanga, en Soria).

En la última parte del reinado de Alfonso IX el romance leonés amplió su ámbito territorial con las extensas conquistas en Extremadura.

Entre las varias zonas dialectales que Menéndez Pidal señala en sus estudios históricos sobre el leonés incluye la del leonés extremeño' que se habló en las provincias de Cáceres y Badajoz, donde aún pueden encontrarse vivas reliquias.

El habla popular de estas provincias tiene profundas raíces leonesas. En ella predominan rasgos que en la clasificación de don Ramón corresponden al leonés oriental (34). Los leonesismos son, naturalmente, más abundantes en las tierras de Cáceres lindantes con el viejo reino de León que en las de Badajoz, ya medio andaluzas.

Geográficamente situado entre Andalucía y el País Leonés, el pueblo extremeño tiene una historia y una personalidad en la que se manifiestan caracteres andaluces y leoneses. Extremadura -dice Lapesa es una región que ofrece en su lengua mezcla de rasgos leoneses y meridionales (35).

El lenguaje leonés, hoy mero recuerdo de un pueblo que tiene su propio y singular pasado cultural, fue una barrera lingüística con que el castellano tropezó en su expansión hacia el occidente peninsular. Sucumbió frente a éste en una resistencia que duró casi mil años y así salvó la vida del galaico-portugués. Si el castellano hubiera llegado al Bierzo y a Sanabria en el siglo XII, difícilmente hubiesen podido supervivir hasta nuestros días el gallego y su hijo el portugués.

La creación poética que de esta época se conoce procede principalmente de Galicia, pues la literatura portuguesa surgía entonces alrededor del foco compostelano.

Entre los miles de peregrinos de los más diversos linajes y procedencias que a Compostela llegaban había trovadores provenzales, algunos de nombradía, que en general eran bien recibidos. Alfonso IX acogía benévolamente a músicos y poetas. En su corte se formó una tradición literaria que pasó a su hijo, Femando III, y continuó su nieto, Alfonso X el Sabio.

El mensajero idiomático de la lírica cortesana en la corona leonesa fue en aquellos siglos el gallego.

De este reinado de Alfonso IX de León, a quien se ha calificado de poeta coronado, se conservan poesías de diversos autores y géneros (líricas amorosas, satíricas y populares de condición varia). Algunas de ellas se cantaban con acompañamiento musical (36).

También en el terreno de la arquitectura y las artes plásticas ofrece interés la época de Alfonso IX, que coincide con la transición en España del románico al naciente gótico. La actividad repobladora y constructora del monarca leonés propició la erección de excelentes obras arquitectónicas. Casi todas las catedrales de la corona leonesa estuvieron entonces en activa etapa de construcción. En la metropolitana de Compostela dirigía y labraba el maestro Mateo, autor del famoso Pórtico de la Gloria, terminado el cual se celebró en 1211 la solemne consagración de la iglesia del Apóstol.

En este mismo reinado se iniciaron las obras de la catedral de León, la famosa Pulchra leonina.

Obra destacada en la actividad cultural de Alfonso IX de León es la fundación de la Universidad de Salarnanca.

Sabido es que los centros culturales más importantes en aquella época estaban en los monasterios y las catedrales. La enseñanza en estos lugares se orientaba en primer lugar a la formación de monjes y sacerdotes. Los monjes benedictinos destacaron especialmente por su labor cultural y su dedicación a la copia de libros y al cuidado de bibliotecas. Algunos concejos habían establecido escuelas para la instrucción de los hijos de los vecinos.

Después de los grandes monasterios, los centros de enseñanza más importantes eran los catedralicios. En la corona de León sobresalían los de Compostela -ya mencionados- y después los de Salamanca. Antes de la disposición conciliar que prescribía la designación en todas las catedrales de maestrescuelas encargados de la enseñanza de la teología y el derecho, ya tenía Salamanca una escuela catedralicia y ya había en la ciudad maestros extranjeros. También era ya costumbre que miembros del cabildo catedralicio salmanticense salieran a estudiar al extranjero. No es, pues, mera casualidad que en la ciudad leonesa del Tormes un rey como Alfonso IX fundara un estudio general que pronto sería la universidad más famosa de España.

Muchas circunstancias contribuyeron a ello. Salamanca era entonces una ciudad grande y muy activa, en donde había surgido, sin ayuda exterior, un foco intelectual muy notable que había establecido contacto con la Universidad de París. Las disposiciones del cuarto concilio de Letrán para promover la formación del clero inducían en tal sentido a la Iglesia leonesa, que sabía cuán caros resultaban los estudios que en París o Bolonia hacían algunos leoneses. Por otra parte, Alfonso VIII había establecido en Palencia (ciudad tradicionalmente leonesa, pero entonces bajo el dominio del rey de Castilla) un estudio general. Terminadas las luchas internas y reanudada la actividad normal del Estudio de Palencia, Alfonso IX, con el doble propósito de fomentar los estudios en su reino y evitar que sus súbditos saliesen de él para estudiar en Palencia, decidió crear un estudio en Salamanca. De la Crónica del culto leonés don Lucas, obispo de Tuy - el Tudense-, se deduce que el Estudio General de Salamanca nació cuando el monarca leonés otorgó el diploma fundacional en 1218. Parece ser que la poderosa mitra compostelana trató de que el estudio se estableciera en Santiago, pero Alfonso IX decidió ponerlo en Salamanca.

Muchos motivos le empujaron a ello. Santiago de Compostela estaba demasiado lejos para evitar que los leoneses salieran a estudiar a la cercana Palencia. Alfonso siempre había tomado con empeño la repoblación y el engrandecimiento de Salamanca. La propia ciudad había mostrado intensa vocación universitaria. El obispo, el maestrescuela, muchos miembros del cabildo y maestros salmantinos intervinieron cerca del rey para que estableciera en su ciudad el ya necesario estudio.

Muerto Alfonso IX y unidas las coronas de León y de Castilla en la cabeza de su hijo Femando III, éste confirmó en 1243 los privilegios que al Estudio Salmantino había otorgado su padre. Al hacerlo de nuevo Alfonso X en 1254, le da ya el nombre de Universidad y el papa Alejandro IV la equipara a las de Oxford, París y Bolonia.

Por su cuna, por sus orígenes, por su creador y por los motivos que le impulsaron a fundarla, la Universidad de Salamanca es una obra total e inequívocamente leonesa. Ello no obstante, frases como «la Universidad castellana de Salamanca», «la gran creación universitaria de Castilla», «la Universidad salmanticense gloria del espíritu castellano» se multiplican ad infinitum en libros españoles y extranjeros. En éste, como en otros muchos casos, la pereza mental, la burocracia intelectual o la demagogia política dan al falso tópico patente de verdad indiscutible.


(29) Rafael Lapesa, Historia de la lengua española, 8.1 ed., Madrid, 1980 (mapa de la expansión de la lengua castellana).
(30) Alonso Zamora Vicente, Dialectologia española, Madrid, 1960 (mapa del proceso de castellanización de la Península).
(31) ClaudioSánchez-Albornoz,España,un enigma histórico ,BuenosAires, 1956, T.II, p. 41.
(32) R. Menéndez Pidal, Orígenes del español, Madrid, 1950, pp. 437-439.
(33) ídem,El idioma español en sus primeros tiempos,BuenosAires,1943,pp.42-48.
(34) A. Zamora Vicente, Dialectología española, pp. 265-266.
(35) R. Lapesa, Historia de la lengua española, p. 513.
(36) Julio González, Alfonso IX, T. I, pp. 461-464.


(Anselmo Carretero y Jiménez.El Antiguo Reino de León (País Leonés).Sus raíces históricas, su presente, su porvenir nacional. Centro de Estudios Constitucionales. Madrid 1994, pp 386-392)

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