lunes, noviembre 26, 2007

El proyecto de Ciudadanos de Burgos tendrá continuidad





En nota de prensa enviada por Ciudadanos de Burgos –CIBU- se dice lo siguiente: "después de las pasadas elecciones, se impuso un periodo de reflexión para considerar, con una cierta perspectiva y de forma serena, sobre el futuro de esta plataforma política. En este tiempo, hemos intentado recoger el sentir de las personas que trabajamos en este proyecto durante las pasadas elecciones, así como las opiniones de otras personas, unas que nos votaron en las elecciones, y otras que no. En general se coincide en que el resultado era el previsible, teniendo en cuenta nuestra bisoñez en estas lides, la escasez de recursos, y el impresionante poder mediático de los grandes partidos: en el último mes, una auténtica apisonadora".



La nota enviada a los medios de información continúa : "Aún así obtuvimos una apoyo suficiente de burgaleses, reiterado personalmente en bastante casos, después del proceso electoral, llegándose a dar el caso de personas que nos han pedido su afiliación después de las elecciones, lo que nos ha llevado a decidir que todo ello nos obliga a dar continuidad a nuestro proyecto burgalesista y castellano, con más ilusión, si cabe, para seguir creciendo y ampliar nuestra base social y nuestra presencia pública".

martes, noviembre 20, 2007

Foralismo castellano (RES)

En Castilla también hubo foralismo.

La escasa historia moderna de lo que se podrían denominar eventos políticos autóctonos castellanos, ha venido a privilegiar alguno de los fastos históricos que si bien de escasa trascendencia no deja de ser digno de ser reseñado, Concretamente es el caso del Pacto Federal Castellano de 1869, que se puede consultar en Internet y que ha sido reeditado recientemente, y que sin duda es la base de reivindicación territorial, 17 provincias, de algunas agrupaciones políticas actuales de cuño pancastellanista. Solo como una invitación a la reflexión conviene recordar que se refiera a un acontecimiento de hace 131 años, e inspirado en el federalismo de Pi y Margall, político entusiasta del pensamiento utópico francés del siglo XIX, e incluso traductor de alguna de sus figuras más señeras como fue el caso de Proudhom. Innecesario recalcar que tal pensamiento utópico y abstracto hizo escasa mella en aquellas regiones, bien caracterizadas históricamente en su delimitación geográfica en el Antiguo Régimen hasta principios del siglo XIX, que sufrieron una merma casi absoluta en sus derechos forales y en sus características propias, es decir Castilla la Vieja, Castilla la Nueva y León. Ahora bien ese minúsculo "casi" es el hilo de Ariadna que convendría retomar con el fin de tener alguna probabilidad de éxito en la lucha contra ese monstruo del laberinto, que es el estado moderno – o sus sucedáneos autonómicos- fagocitador y castrante, ese Minotauro abstracto y frío, dios celoso y vengativo que exige el sacrificio y entrega de sus fieles.

Curiosamente no se hace nunca mención a unos acontecimientos que ocurrieron unos pocos años después en la Primera República, que constituyeron lo que se denominó el movimiento cantonal que ciertamente fue un acontecimiento político bastante asilvestrado y anárquico de poca ejemplaridad y de difícil hagiografía, pero por otra parte una constante en la vida política de la península ibérica desde las tribus celtibéricas a los reinos de taifas, desde el reino de Toro hasta la República Independiente de los Ancares, acontecimiento este último, si bien de escasos días de duración, rigurosamente histórico . El movimiento cantonal tuvo una notable repercusión en Salamanca, mencionado exclusivamente en las historias locales, debido a su carácter non santo. Parece por tanto llegado el momento de investigar en lo posible el movimiento cantonal en las tres regiones históricas antes mencionadas.

Muy anterior a los acontecimientos mencionados fue la última defensa de los exiguos restos del foralismo castellano antes de la irrupción del liberalismo decimonónico. Tal defensa estuvo ligada históricamente a ese potpourrie político que fue el carlismo, y que en variantes distintas se ha mantenido en Castilla hasta el siglo XX. No sería cuestión aquí de simplificar las cosas al grito de carcundas y retrógrados, puesto que, se quiera o no, las libertades forales tradicionales, las singularidades de muchos pueblos ibéricos, fueron defendidas en su momento por el carlismo y no por un liberalismo de corte francés, supuestamente avanzado y progresista . Es bien sabido, por ejemplo, que en la primera guerra carlista, culminada en el Abrazo de Vergara, había batallones castellanos en el bando carlista, como también, conviene recordarlo, batallones vascongados en el bando liberal, los chapelgorri, boinas rojas, del general Echagüe. En estos batallones castellanos había entre otros santanderinos, burgaleses y riojanos. En sus Episodios Nacionales Don Benito Pérez Galdós da una versión con anteojeras de progre decimonónico de estos acontecimientos, donde los carlistas eran llamados los negros, algo así como si hoy se dijera los fachas. Es decir que la pose liberal decimonónica y en parte la actual, considera que eso del foralismo son antiguallas medievales que deben sucumbir ante la libertad general y abstracta que obligatoriamente impone el estado moderno para felicidad de los ciudadanos del común, aviso para navegantes que debe sintonizar todo aquel que se meta en lides de tipo autonomista, regionalista, nacionalista o variantes del mismo jaez. Y hablando de obligatoriedades liberadoras y modernas, Santander, entre otras provincias, tuvo que hacer renuncia a los restos de sus fueros tradicionales al advenimiento del liberalismo. Estos son temas habitualmente relegados al País Vasco, Navarra, Cataluña o acaso Valencia, pero cuidadosamente evitado cuando se trata de Castilla , Reino de Toledo o León, faltaría más, sería como alborotar las ovejas dóciles del rebaño. Solo como testimonio personal a aportar, las únicas críticas políticas radicales escuchadas en la niñez (hace unos 40 años) en pleno franquismo nacional católico, salían de bocas carlistas, verdaderos insultos al sátrapa gallego que impedía tener a la diputación de Ávila las mismas competencias que a la Navarra foral. Queda así por recuperar una importante corriente foralista castellana incorporada en el carlismo, durante muchos decenios la única que hubo en Castilla, para estudiarla e incorporarla en su pleno valor en la herencia de lo que hoy se ha dado en llamar castellanismo.

Más cercano en el tiempo el último acontecimiento autonómico castellano de la primera mitad del siglo XX fue el proyecto de autonomía de Castilla la Vieja, Castilla la Nueva y León en la Segunda República. Pero dejemos la palabra al historiador y recordemos aquellos hechos a través de la pluma de Ramón Tamames :

"Tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, se produjo una auténtica eclosión de peticiones de autonomías regionales, al calor del restablecimiento del estatuto catalán y de la previsión de que a no tardar sería autorizado el del País Vasco".
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"Por su parte, el 20 de mayo inició sus actividades un grupo de diputados agrarios y de la CEDA con vistas a redactar un anteproyecto de estatuto de las dos Castillas y León; si bien no faltaron partidarios de prepararlo únicamente para Castilla la Vieja y León. Más aún, el 9 de junio, el ayuntamiento de Burgos decidió promover un estatuto para Castilla la Vieja exclusivamente. En todos estos intentos, se trataba de conseguir una autonomía tan amplia como la de Cataluña en lo concerniente a cesión de servicios generales, y tan intensa como el proyecto vasco en lo referente a derechos económicos y políticos".
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"Es difícil emitir un juicio sobre la política regionalista de 1931-1936 y que en sus últimos días antes de la guerra civil experimentaba tan poderoso auge de ideas y proyectos. Brevemente podemos sintetizar nuestra opinión sobre tema tan controvertido:

El regionalismo correspondía a una problemática real, como lo anticiparon, en cierto modo, las tres guerras carlistas, en las que Vascongadas, Navarra y buena parte de Cataluña y Valencia habían luchado -cierto que con un complejo trasfondo de contradicciones y confusionismo- por sus antiguas libertades. Por tanto, durante la República no se inventó nada nuevo. Sólo se recogía un legado de problemas irresueltos y exacerbados por el centralismo".

(Ramón Tamames .Historia de España Alfaguara VII, La República. .La era de Franco. Alianza Universidad. Madrid 1983 ,pp189,191)

Llama la atención que en aquellos tiempos los castellanos, incluso los de derechas, tenían unas pretensiones autonómicas en plenitud e intensidad bastante mayores que las que manifestaron a la muerte del sátrapa gallego; sin duda las cosas han ido para atrás en este aspecto, es decir aún más domesticados. En cualquier caso parece que procede una investigación documental nada fácil puesto que el partido político que las promovió hace décadas que no existe; queda en cambio una posible recorrido en las hemerotecas a partir del 20 de mayo de 1936, acaso en El Debate y el ABC, los periódicos que quizá estuvieran más próximos a la CEDA. En cuanto al ayuntamiento de Burgos en teoría sería más fácil la investigación, si no se hubiera destruido en la guerra civil, sin descartar claro está la consulta de hemerotecas locales, o tal vez testigos si alguno queda vivo todavía.
Así pues quedan abiertos tres temas de interés en la actual andadura castellana de notable importancia:
1º) El movimiento cantonal en Castilla
2º) El foralismo castellano en el pensamiento y política carlista de los siglos XIX y XX
3º) El estatuto de autonomía castellano en la Segunda República.

No quedan pues sino los merodeos por hemerotecas, cual rata de biblioteca, las consultas a los historiadores amigos y conocidos, las tesis doctorales, los artículos de revista y otras fuentes de imposible enumeración.

RES

Cristianos y musulmanes, castellanos y leoneses (Historia de Ávila TomoII, Exc Diputación de Ávila 1995)

Ha sido bastante frecuente en los temas referentes a la delimitación de Castilla y lo castellano una tendencia proclive a lo difuso, en el sentido que tienen hoy día la teoría de los conjuntos difusos. La difusión tiende abarcar unos extensos territorios geográficos –cuantos más mejor- hasta prácticamente incluir la mayoría de la península ibérica; predisposición nada extraña en las sectarismos nacionalistas que quieren ampliar la extensión y el poder de su nación al máximo. Consecuente con dicha actitud es reducir al mínimo las características de pertenencia a Castilla, o en otras palabras de lo castellano. Modernamente el caballo de batalla de las apropiaciones nacionalistas es la lengua, que en el caso de la actual lengua convencionalmente denominada castellano, con enormes diferencias con respecto a la lengua de la Castilla originaria – interesados consulten en Manuel Criado del Val-, se extendió a nivel universal, para complicar un poco más el uso nacionalista de la lengua. Así pues el problema de la delimitación por parte de los modernos nacionalistas habitualmente denominados pancastellanistas es arduo, de manera burda lo resuelven con unas cuantas docenas de provincias residuales –lo que queda de España- con argumentos de uniformidad de características mucho más genéricamente españolas que propiamente castellanas .

La concreción históricamente real de características castellanas por parte de pensadores, estudiosos o interesados en la temática castellana: Elías Romea, Luís Carretero Nieva, Anselmo Carretero Jiménez, Manual González Herrero, Inocente García de Andrés, Isidoro Tejero Cobos, Carlos Arnanz, Vicente Sánchez Moltó, Dionisio Ridruejo y otros muchos de imposible enumeración, suele provocar airadas reacciones en los escasísimos nacionalistas pancastellanos que saben un poquito y superan la ignorancia y el analfabetismo funcional más craso y vergonzoso, que estos últimos si , suelen ser características fijas e invariables de todos los nacionalismos que existen por el ancho mundo.

Con la presente antología de textos se pretende ampliar un poco más las fuentes y opiniones fundadas de especialistas en temas castellanos que corroboran las peculiaridades castellanas frente a las leonesas. Los textos están sacados de HISTORIA DE AVILA. TOMO II EDAD MEDIA (siglos VIII-XIII ) publicada por la Institución Cultural Gran Duque de Alba, Excma Diputación Provincial de Ávila y Caja de Ahorros de Ávila ( Ávila 1995), instituciones de las cuales suponemos tácitamente un benévolo permiso para reproducir estos modestos párrafos para difundir ligeramente un poco de cultura y que no creemos ataña en daño y perjuicio de sus autores. Respetuosos con la ley estamos no obstante dispuestos a responder con vida y haciendas si acaso se considerara la reproducción un monstruoso ataque a la sagrada propiedad privada.

ANEXO

Pero posiblemente la parte más clarificadora y original es la segunda, la que dedica a "Castella­nos y Leoneses (1035-1325)". Esta parte constituye una referencia obligada para toda aquella perso­na que quiera acercarse a la Historia Medieval de Ávila en la Plena Edad Media. Es imprescindible conocer cómo Ávila, desde el punto de vista geográfico e histórico, es castellana, pero también es leonesa por su vinculación eclesiástica con la iglesia de Santiago de Compostela. El hecho, que podría ser intrascendente, adquiere toda su importancia cuando vemos cómo el enfrentamiento entre leoneses y castellanos no es algo casual, sino profundo; y cómo el castellanismo y el leonesismo están presentes incluso a nivel ideológico, como se pone de relieve en las crónicas castellanistas (la Najerense y la de Rodrigo Jiménez de Rada) o en las leonesistas (las de Lucas de Tuy y Juan Gil de Zamora). Sitúa posteriormente a Ávila entre Castilla y León, apoyando firmemente los derechos de los Reyes Niños (Alfonso vii y Alfonso viu); pasando por las relaciones de Ávila en esa época dificil de los llamados reyes privativos de Castilla (Sancho m y Alfonso vin) y de León (Fernando ii y Alfonso ix), en la que los enfrentamientos llegaron a su punto álgido; para finalmente llegar al momento de la unión definitiva en 1230 en el reinado de Fernando III el Santo, época alabada sin distinción por todos los cronistas; aunque, como señala José-Luis Martín, no se conseguirá la unión plena hasta el reinado de Alfonso XI, en que culmina el proceso de las medidas unificadoras con el Ordenamiento de Alcalá de 1348 y su imposición a los reinos de Castilla y de León, ya que hasta ese momento per­durarán algunas diferencias de carácter étnico y cultural, así como la existencia de Hermandades en cada Reino, o la celebración de Cortes por separado.

HISTORIA DE AVILA. TOMO II EDAD MEDIA (siglos VIII-XIII ) . Introducción
Carmelo Luis López Director de la Institución “Gran Duque de Alba”. Pag 33




2.1. LA INDEPENDENCIA CASTELLANA

Estonce era Castiella un pequeño rincón; era de castellanos Montes de Oca mojón, e de la otra parte Fituero el fondón; moros teníen Carajo en aquella sazón Era toda Castiella sólo un alcaldía...
De un alcaldía pobre fiziéronla condado, Tornáronla después cabeza de reinado...
El pequeño rincón del siglo ix descrito en el Poema de Fernán González se libera de la tutela leonesa en el siglo x. Dividida en múltiples condados, Castilla debe su unidad y su posterior inde­pendencia a su carácter de frontera oriental del reino leonés; mientras las revueltas internas mantie­nen a los emires cordobeses alejados de la frontera cristiana, Castilla ha estado dividida y los reyes de León han podido imponer fácilmente su voluntad; cuando Abd al-Rahmán in unifique de nuevo al-Andalus y lance sus ejércitos contra los cristianos, la defensa del reino leonés exigirá la unifica­ción de Castilla, la creación de un mando único que permita hacer frente a los ataques musulmanes, iniciados desde el valle del Ebro para evitar el poco poblado valle del Duero. Castilla era pues la zona donde era necesario detener a los musulmanes, y una Castilla dividida era incapaz de realizar este cometido.

La unión, realizada espontáneamente por los castellanos y alentada por los monarcas leoneses, dará al nuevo conde, Fernán González, un poder que le permite enfrentarse al rey de León y conse­guir para Castilla una situación de independencia reclamada por los castellanos, que se sienten y son distintos a los leoneses y favorecen las aspiraciones de su conde de romper los lazos que le unen con el monarca leonés. Las tendencias disgregadoras del reino, semejantes a las que pueden observarse en cualquier otra monarquía feudal, se manifiestan simultáneamente en los dos extremos: en Galicia y en Castilla, pero mientras los condes gallegos carecen de fuerza para imponerse y hacer heredita­rios sus condados -sólo en el siglo xtl se independizará Portugal en momentos de debilidad de la monarquía-, los castellanos logran a partir del siglo x que sea reconocida, políticamente, su origina­lidad, aunque para conseguirlo tengan que enfrentarse a leoneses, navarros y musulmanes o aliarse a unos contra otros en una política de constante equilibrio.

La fuerza militar y las ambiciones personales de Fernán González y de sus herederos son facto­res importantes a la hora de explicar la independencia de Castilla, pero ésta no habría sido posible si castellanos y leoneses no hubieran sido y se hubieran sentido diferentes. Repoblada en los siglos ix y x por cántabros y vascos occidentales poco "civilizados", es decir, poco romanizados y esca­samente influidos por la cultura visigoda, los castellanos prefieren la costumbre ancestral o la deci­sión de hombres justos antes que la aplicación de la ley escrita, representada en el reino por el Liber iudiciorum (Fuero Juzgo) visigodo, y cuando los castellanos creen sus propias leyendas las centrarán en los llamados Jueces de Castilla, que son los representantes y defensores de la independencia jurí­dica respecto a los leoneses y también los defensores de la independencia política según se despren­de del poema anteriormente citado:

Todos los castellanos en uno se acordaron,
dos homnes de grand guisa por alcaldes alzaron;
los pueblos castellanos por ellos se guiaron:
que non posieron rey grande tiempo duraron.

Las diferencias jurídicas no son las únicas que separan a castellanos y leoneses; el idioma los diferencia igualmente y también la organización social, de la que el Derecho es un reflejo. Los repo­bladores de Castilla no conocen la jerarquización social acentuada que, derivada del mundo visi­godo, se impone en el reino leonés, y las desigualdades que pueden observarse entre los primeros castellanos proceden no de la herencia sino de la función que cada uno puede desempeñar en una sociedad guerrera; será noble aquél que por su riqueza esté capacitado para combatir a caballo, pero su situación no difiere mucho de la de sus convecinos.

La libertad individual frente a la servidumbre gótico-asturleonesa será pues la primera carac­terística de la población castellana, que alternará el trabajo de los campos con el ejercicio de las armas exigido por el carácter fronterizo de Castilla, mientras en Asturias y León la guerra, como en época visigoda, es eminentemente una actividad nobíliaria y esporádica, hecho que pone de mani­fiesto el mayor precio de los caballos de guerra y de las armas en Castilla que en León; a las dife­rencias entre una sociedad guerrera y otra alejada de la frontera alude las Mocedades de Rodrigo cuando contrapone la forma de vivir y de vestir del conde castellano y del rey leonés:

Maravillado estoy conde, de cómo sois tan osado
de no venir a mis cortes para besarme la mano
, que el condado de Castilla es de León tributario,
porque León es el reino y Castilla es un condado.
Entonces respondió el conde: mucho vais andando en vano.
Vos estáis en buena mula y yo sobre buen caballo.

Palabras que recuerda y amplía el romance de la entrevista del conde castellano con el rey leonés:

El conde le respondiera como aquél que era osado:
Eso que decís, buen rey, véolo mal aliñado;
Vos venís en gruesa mula, yo en ligero caballo;
Vos traéis sayo de seda, yo traigo un arnés tranzado;
Vos traéis a fanje de oro, yo traigo lanza en mi mano;
Vos traéis cetro de rey, yo un venablo acerado;
Vos con guantes olorosos, yo con los de acero claro;
vos con la gorra de fiesta, yo con un casco afinado;
Vos traéis ciento de mula, yo trecientos de caballo.

El carácter fronterizo, la situación de guerra permanente en que viven los castellanos, no anima a instalarse en Castilla ni a la nobleza de origen o cultura visigoda ni a los clérigos mozárabes hui­dos de Córdoba, por lo que en Castilla ni existirán grandes linajes ni proliferarán como en León, al menos hasta época tardía, los monasterios y las grandes sedes episcopales, que son los dueños de la tierra, de la riqueza, y poseen la fuerza necesaria para someter a los campesinos libres que subsisten en las montañas asturleonesas. No se produce por tanto, hasta una época posterior, la concentración de la propiedad que puede observarse en otras zonas, y se mantiene la libertad individual.

Estas diferencias con la población asturleonesa terminarán provocando una diferenciación polí­tica que se traduce en la independencia lograda a mediados del siglo x bajo la dirección de Fernán González. Mantener la independencia no fue fácil para quien no quería obedecer a moro ni a cris­tiano y veía sus dominios rodeados por leoneses, navarros y musulmanes. Una hábil política de equilibrio y oportunas alianzas con unos y otros permitirá a Castilla mantenerse independiente y ampliar considerablemente sus fronteras a costa de los musulmanes al disgregarse el califato en los años iniciales del siglo xi, pero la habilidad de sus condes no pudo impedir que Castilla se convir­tiera en un protectorado de Navarra a raíz del asesinato en León del infante García, en 1029, ni que León y Navarra ampliaran sus fronteras a costa del condado.

2.2. LOS VOTOS DE SANTIAGO (LEÓN) Y DE SAN MILLÁN (CASTILLA)

Ávila es hasta muy avanzado el siglo xI tierra de nadie en la que combaten contra los musul­manes y entre sí castellanos y leoneses, pero su no pertenencia a ninguno de los territorios cristianos no la librará de ser incluida en ambos cuando de agradecer la ayuda divina se trata y se ofrecen los "votos" al apóstol Santiago en León y a San Millán en Castilla, en reconocimiento de la ayuda pres­tada en Clavijo para liberar a los cristianos del "Tributo de las Cien Doncellas".

Los votos de Santiago son "creados" en Compostela hacia el año 1100, doscientos o trescientos años después de la supuesta batalla de Clavijo, y a pagar estarán obligados los habitantes de las tie­rras ocupadas en el momento de la batalla y que se ocuparan en el futuro a los musulmanes o, según la Historia compostelana escrita por orden y en alabanza del obispo Gelmírez, quienes vivieran "desde el río Pisuerga hasta la costa del Océano"; la mención del Pisuerga limita el voto de Santiago al reino de León, pero Ávila no se libra del pago y en el momento de redactarse el Catastro del Marqués de la Ensenada, a mediados del siglo xviu, la provincia contribuía al culto del Apóstol con cuarenta mil reales de vellón, cantidad relativamente importante. La inclusión de Ávila se explica porque su diócesis formó parte de la provincia compostelana, porque los obispos de Ávila fueron sufragáneos del arzobispo de Santiago, como veremos más adelante.

La unión de Castilla y León a partir de 1230 y la posterior identificación de Castilla con España han hecho olvidar el origen astur o leonés de la leyenda santiaguista, pero los hombres de los siglos xu y xni son conscientes de que Santiago es el defensor de Galicia y de León, desde el Pisuerga hasta el Océano, y frente o al lado de este guerrero celestial Castilla creará su propio héroe en la persona de San Millán, magníficamente cantado por el monje Gonzalo de Berceo, que reivindica para el monasterio de este nombre votos equiparables a los de Santiago en versos -actualizo el texto- que resumen la idea que en el siglo xiii se tiene sobre la ayuda prestada por el cielo a los cristianos y sobre la gratitud que éstos han de demostrar:

El rey Abderramán, señor de los paganos...
Mandó a los cristianos el que mal siglo prenda
Que le diesen cada año zx dueñas en renta...
El Rey de los cielos, de cumplida bondad...
Quiso tornar en ellos, hacerles caridad.
Dioles en este tiempo un señor venturado,
El duque Fernán González, conde muy valorado...
El rey don Ramiro era sobre León,
Ambos eran católicos como dice la lección...
Enviaron mensajes a la gente renegada
Que nunca más viniesen a pedir esta soldada...
El rey Abderramán y los otros paganos
Supieron estas nuevas que decían los cristianos:
Por poco con despecho no se comían las manos...
El rey don Ramiro de la buena ventura
Afinó un buen consejo de pro y de cordura,
Pagar a Santiago por alguna mesura,
Tornarlo de su parte en esta lid tan dura...
Prometer al apóstol un voto mesurado,
Al que yace en Galicia en España primado...
Hicieron su consejo todos los castellanos...
Oídme, dijo el conde, amigos y hermanos:
Hicieron leoneses como buenos cristianos...
Querría que hiciésemos otra promisión:
Mandar a Sant Millán nos tal infurción
Cual manda al apóstol el rey de León...
Respondiéronli todos: señor, de muy buen grado...

Santiago y San Millán aceptaron complacidos la oferta y cuando los cristianos están en peligro elevan sus ojos al cielo y allí:

Vieron dos personas hermosas y lucientes,
Eran mucho más blancas que las nieves recientes.
Venían en dos caballos más blancos que cristal
armas como nunca vio hombre mortal...
Cuando cerca de tierra fueron los caballeros,
Dieron entre los moros dando golpes certeros...
El rey don Ramiro, que tenga paraíso,
Heredó al apóstol como se lo prom¡so...
El conde Fernán González con todos sus varones...
Pusieron e juraron de dar todas sazones
A San Millán cada casa dar tres pepiones...

Leonesa por su vinculación a la iglesia de Santiago y castellana geográfica e históricamente, Ávila cuenta con dos patrones celestiales: Santiago y San Millán. Uno de los primeros documentos abulenses -1103- recuerda, tanto si es auténtico como si se redactó posteriormente, la vinculación de los abulenses con la zona y el monasterio de San Millán de la Cogolla, al que los habitantes de las colaciones o barrios de San Vicente, San Juan, San Pedro y San Martín dan la iglesia de San Millán y dos aldeas en territorio abulense; y en el afán de no dejar Ávila al margen de los votos de Santiago se ha llegado a decir que un obispo de Ávila, Pedro, intervino en la batalla de Clavijo en el año 825 junto a los jueces de Castilla Laín Calvo y Nuño Rasura, el hermano de éste Gustios González, los obispos de Astorga, Orense, Lugo y Oviedo y el inexistente arzobispo de Cantabria.

Consciente de las diferencias que existían entre sus dominios o, como quieren otros, deseoso de heredar a todos sus hijos, Sancho el Mayor de Navarra divide sus dominios entre sus hijos y el anti­guo condado se convierte en reino bajo la dirección de Fernando I; el nuevo monarca tendrá que hacer frente a los problemas fronterizos con el reino leonés y, con la ayuda de García de Navarra, Fernando derrotará y dará muerte en Tamarón al leonés Vermudo III, al que sucederá Fernando en nombre de su mujer Sancha, hermana de Vermudo (1037).

3.1. LEÓN INCORPORADO A CASTILLA

Al menos dieciséis años empleó Fernando en combatir y someter a los leoneses descontentos, aunque sobre este punto, así como sobre las causas de la guerra, difieren los cronistas leoneses y cas­tellanos.

Las crónicas Silense y Najerense no pueden negar los derechos de Vermudo sobre el trono leonés, una parte del cual le ha sido arrebatada durante su menor edad por Sancho el Mayor de Navarra para darla a Fernando de Castilla, pero justifican la resistencia de Fernando porque tras haberse casado con la hermana de Vermudo le parecía injusto y contrario a toda razón quedar al margen del reino. Lucas de Tuy recuerda que la guerra tuvo su origen en el hecho de que Sancho el Mayor, durante la minoría de edad de Vermudo, incorporó a Castilla la zona leonesa situada entre el Pisuerga y el Cea, zona que reclama Vermudo al morir Sancho el Mayor. Rodrigo Jiménez de Rada y, siguiéndole, Alfonso x, aportan considerables novedades que descalifican a Vermudo y dan la razón plenamente a Fernando: el matrimonio de éste con Sancha fue decidido por los nobles leoneses que, observando el declive de la patria, persuadieron con hábiles razonamientos al rey Vermudo [...], cosa a la que accedió [...]. Entonces el rey Sancho [...] regaló a su hijo Fernando y su nuera Sancha lo que había conquistado más allá del Pisuerga, contando con el beneplácito de Vermudo [...] quien tras permitir durante años que Fernando ocupara las tierras de la discordia en paz y tranquilidad, puesto que les habían sido cedidas libremente a él y a su esposa por el rey Vermudo con ocasión de su boda, al morir Sancho el Mayor atacó al castellano para recuperar lo que había regalado a su hermana y a su cuñado.

Según el Toledano, Fernando encontró alguna resistencia en León, pero no le costó trabajo hacer­se con la ciudad [...],fue acogido por rey como todos [...] y de esta forma desapareció el enfrentamiento al ser asesinado Sancho cuando intentaba ocupar Zamora, defendida por la infanta Urraca en nombre de Alfonso. En la persona de Alfonso se reunirían de nuevo, tras siete años de sepa­ración, los reinos de León, Castilla y Galicia: en 1037 los leoneses aceptaron como rey al navarro-castellano Fernando, vencedor de Vermudo III, y en 1072 los castellanos se some­tieron al leonés Alfonso.

Durante cerca de cien años leoneses y cas­tellanos mantendrán la unión, pero ni unos ni otros olvidan las circunstancias en que ésta se produjo, como puede comprobar quien relea las páginas que a la sucesión de Fernando i dedican los cronistas, especialmente Lucas de Tuy y Rodrigo Jiménez de Rada, que escriben en la primera mitad del siglo xiii, cuando se redacta el Poema de Fernán González y Berceo escribe la Hilo de San Millán. Poetas e historiadores tienen muy claras las diferencias entre Castilla y León y las reflejan en sus escri­tos, aunque todos se muestren favorables a los reyes que propician o consiguen la unidad.

La Najerense ensalza el valor de los cas­tellanos y de su héroe Rodrigo Díaz: informa­do de que los leoneses son superiores en número, Sancho cree que podrá vencerlos porque, si los leoneses son más, los castella­nos son más valientes y entre el rey y su alfé­rez Rodrigo bien podrían vencer a mil cien leoneses: a mil el rey y a cien Rodrigo. Más modesto, el Cid se limita a decir que luchará con un solo caballero y que hará lo que Dios quiera, y de ahí no lo saca el rey cuando reba­ja el número de los enemigos del Cid a cin­cuenta, cuarenta, treinta, veinte y diez leone­ses. En el combate, Alfonso y Sancho son hechos prisioneros casi al mismo tiempo, pero mientras el primero no recobra la libertad, el segundo es liberado por la acción del Campeador, que se enfrenta solo y sin armas a los catorce leoneses que custodian al monarca, desafla a sus enemigos a que le faciliten una lanza y con ella, ayudado por Sancho, dio muerte a trece leoneses e hirió de gravedad al último, haciendo buena la fanfarronada de Sancho.

Lucas de Tuy, leonés declarado, presenta una versión diferente en la que también el Cid tiene un papel protagonista: en Golpejera el rey castellano tuvo que abandonar el campo y sólo la decisión del Cid hizo posible modificar el resultado de la batalla: cuando Sancho huye, Rodrigo le indica que los leoneses victoriosos descansan tranquilamente en las tiendas ocupadas a los castellanos y es el momento de caer sobre ellos al amanecer; así se hizo y Sancho convirtió la derrota en victoria. El relato contiene detalles significativos que aumentan el prestigio de Alfonso y perjudican la fama de Sancho: cuando Alfonso vence ordena a los suyos que no persigan a los que huyen, y Sancho ataca a los leoneses que, inermes, no pudieron ofrecer resistencia.

Rodrigo Jiménez de Rada oscila entre la justificación del rey castellano y la alabanza al leonés: Sancho ataca Galicia para poner fin a los abusos de García y como los gallegos estaban divididos por el problema que acabo de relatar, el rey Sancho consiguió sin problemas lo que pretendía, pero la jus­tificación gallega no sirve para explicar los ataques a León, injustos por no respetar la voluntad de su padre. Frente a la guerra santa, la guerra injusta que Dios castiga después de haber dado al castellano una primera victoria en Llantada para que él se ensoberbeciera y fuera mayor su caída. En Golpejera se enfrentan los hermanos tras comprometerse a que el vencido ceda su reino al vencedor sin inten­tar volver a combatir, palabras con las que el arzobispo desautoriza y deslegitima la acción de Rodrigo Díaz tras la derrota castellana, aunque la justifica porque leoneses y gallegos solían pavonearse y ridi­culizar a los demás en los momentos de triunfo y lanzar graves amenazas en los de derrota. Por esto se durmieron ya avanzada la madrugada agotados tras una noche de charla, y se vieron sorprendi­dos por el rápido ataque del ejército del rey Sancho. Al hablar de un acuerdo previo al combate, Rodrigo prepara la justificación de los derechos de Alfonso vi al trono castellano cuando muera Sancho en el cerco de Zamora, a manos de Vellido Dolfos.

En Zamora sitúan los poetas un enfrentamiento abierto entre castellanos y leoneses o zamora­nos; el grueso del ejército abandona el cerco tras la muerte del rey, pero los castellanos y extremeños -de los extremos del Duero-... tomaron la decisión de retar a los zamoranos, y, en nombre de todos los castellanos, Rodrigo Díaz exigió juramento a Alfonso VI de no haber tomado parte en la muerte de su hermano; el texto poético llegado hasta nosotros destaca una vez más la importancia de los cas­tellanos: se pide para el rey, si algo tuvo que ver en la muerte de Sancho, una muerte innoble, villa­na, no la muerte digna y noble que debería tener una persona de su categoría, y entre las amenazas que recibe Alfonso una de las más graves es que quien le dé muerte de otra tierra venga, que no sea castellano, o dicho con las palabras del Juramento de Santa Gadea:

Villanos te maten, rey, villanos, que no hidalgos,
De las Asturias de Oviedo, que no sean castellanos...

Op. Cit. Cap II Cristianos y musulmanes, castellanos y leoneses . José Luis Martín Universidad nacional de educación a Distancia . Pag 135-142
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lunes, noviembre 19, 2007

Biografía y Bibliografía de Emilio Jorrín





Emilio Jorrín García nació en Salces (Campoo), el 20 de mayo 1937. Desde 1962 vive en Madrid desempeñando su actividad profesional como ingeniero técnico en TALGO. Cursa estudios de BB.AA. Diplomado por la Universidad para Mayores en la Universidad Complutense de Madrid, es miembro colaborador del Instituto de Estudios Madrileños. Obtuvo el Premio San Isidro de Comunicación en 1996 por la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense de Madrid.

Pintor, investigador y folclorista, desarrolla una intensa actividad cultural, tanto en el ámbito pictórico como en el literario y en el social, y su obra está impregnada con un denominador común: su dedicación a Cantabria y a Madrid, en donde se pone de manifiesto el significado enriquecedor de la dicotomía, es decir, la integración en el lugar que libremente se elige para vivir sin olvidarse de sus raíces ancestrales de la tierra que le ha visto nacer.

Fue accésit del I Premio de Investigación sobre la mujer campurriana en 2001, y ha publicado los siguientes libros: "Alegoría del Viento". Gráficas Seneca.1985; "Voz y Paisaje". Tierra de Fuego 1989; "Efemérides Matritenses". Edit. El Avapiés. 1992; "Huellas de Cantabria en Madrid". Edit. El Avapiés. 1993; "Evidencias Campurrianas". Ayuntamiento de Reinosa. 1996. "Rasgos de Campoo-La Matanza". Edit. Cantabria Tradicional, 1999; "La Cuna del Ebro". Edit. Cantabria Tradicional, 2002 y "Campoo-Vocabulario y Toponimia". Edit. Cantabria Tradicional, 2003.

También es autor de varios trabajos en colaboración con otros autores en "Estructura, Tecnología y Tratamiento de la Información. Facultad Ciencias de la Información" ; "El Fuero de Madrid de 1202" y "El Parque de El Retiro (Madrid)" y articulista en varias revistas, como "El Balcón de Madrid". "Cuadernos de Castilla" (Madrid). "La Majada" (Fresno del Río). "La Nevera" (Reinosa). "Arriaca" (Casa de Guadalajara en Madrid).

Ha pronunciado diversas conferencias, sobre Cantabria en Madrid, algunas de las cuales han sido publicadas, entre las que citamos las referidas a las Huellas de Campoo en la Villa y Corte. San Millán, primer cristianizador de Cantabria. San Millán, copatrono de España. El rabel, un instrumento de música popular en el Quijote. La música de Cantabria llega a Bruselas. Pastoreo y Trashumancia. Cañadas reales de Madrid. El concejo castellano. Antonio Ruiz de Salces, arquitecto en Madrid. El museo del aire en Cuatro Vientos. El cerrillo de San Blas y su connotación romera en Madrid. Campoo en la cultura tradicional. Tradiciones perdidas en Campoo. Fiestas populares en Castilla. Santa Agueda, fiesta tradicional castellana. Homenaje a la mujer trabajadora y Las mujeres mayores también cuentan.

Como pintor, además de varios premios y galardones, tiene en su haber más de sesenta exposiciones en España. Su pintura está representada en cuatro museos nacionales (Santander, Logroño, Centro artístico de Granada y Ferroviario de Madrid), y en varias colecciones oficiales (Gobierno de Cantabria; Ayuntamientos de Santander, Reinosa y Madrid; Hemeroteca Nacional; Caja de Madrid, Banco Bilbao-Vizcaya; Casa de Cantabria en Madrid, etc...). También ha ilustrado conn sus dibujos varias publicaciones.

Promotor socio-cultural, ha sido pregonero en la Feria del Libro Latina-93 Madrid, y en las Fiestas de Reinosa y Espinilla. Fundador y mantenedor de tertulias madrileñistas como El Puntal y La Calesera, fue uno de los cántabros que fundador Casa de Cantabria en Madrid, de la que fue directivo, y de la Federación de Casas Regionales de Madrid. También es co-fundador de la Federación de Grupos Tradicionales Madrileños y su primer presidente; co-fundador de la Confederación de Folclore de España; ex-secretario general de la Asociación Nacional de Amigos de las Hemerotecas; co-fundador de la Asociación Cultural “Tierra Castellana” y Vicesecretario general; co-fundador de la Asociación Nacional de Mayores “Pablo Iglesias”, vocal de cultura; fundador de la Revista “El Balcón de Madrid” y co-fundador de “Cuadernos de Castilla”.

Ha participado en varios programas de radio y televisión. Ha sido Melero de Plata de la Casa Guadalajara en Madrid y Medalla Amigos de la Bona Taula del Círculo Catalán en Madrid.

También ha participado como jurado en el Carnaval madrileño y en las actividades folclóricas de San Isidro en Madrid, así como en concursos folclóricos de San Mateo en Reinosa.

Como folclorista obtuvo el Primer Premio de “canción solista” (1955) y Primer Premio de “Ronda de Mozos” (1957) en certámenes del Día de Campoo, en Reinosa. También logró el Primer Premio del Certamen de Coplas Rabeleras en Reinosa (2003) firmando parte del disco “Que siga la Tradición” grabado por la Asociación de Rabelistas Campurrianos.

miércoles, noviembre 14, 2007

La capitalidad de Castilla la Mancha no es un tema cerrado: Cuenca debe ser declarada en 2008, Capital Permanente de la Cultura de Castilla la Mancha.

3 de Noviembre, 2007

por Independientes por Cuenca

Si se pregunta por la capital de Castilla la Mancha, nadie dudará en contestar que es Toledo.

Está claro que desde que a principios de los años ochenta recibió esta nominación -según dijo el entonces Presidente José Bono, en una reunión junto a la Plataforma Cívica por Cuenca en febrero del 93, “lo es a petición del propio Rey Juan Carlos”, aunque algunos pensamos que se lo mascaron los politiquillos de lo que entonces era un embrión llamado “Ente preautonómico”, para intimar de cerca con los poderes centrales del Estado en Madrid-; desde que Toledo se lo disputó a Cuenca, sin que se nos dejara la más mínima oportunidad de pugnarlo -lo dijo el Rey y la historia-, sin atenerse al auténtico espíritu que se proclama en “El Estado de las Autonomías”, que no es otro que promover la administración descentralizada para llegar con mayor proximidad a los ciudadanos administrados -la Provincia de Cuenca es la única limítrofe con las demás que componen el invento-; desde entonces, nadie ha dudado que los servicios centrales establecidos para dar vida “al invento”, se encuentran todos en Toledo. -Como es la capital de Castilla la Mancha…-

Sí; es cierto que la mayoría de los servicios de que dispone la Administración para mover la maquinaria autonómica se encuentran allí, pero no es menos cierto que desde un principio los políticos albaceteños han hecho todo lo posible para llevarse una parte importante de ese pastel; y lo están consiguiendo, mientras que los conquenses tiraron la toalla desde el primer momento.

Pero el debate sobre la capitalidad de este invento autonómico, no está ni mucho menos terminado. Y eso lo saben bien en Albacete, que hace un par de años planteaba a su sociedad, y a los castellanomanchegos en general la cuestión de la coocapitalidad.

Muchos pensaron que eso es una locura, porque ese debate se cerró hace ya ventitantos años, pero algunos políticos de Albacete, saben muy bien que eso de la coocapitalidad no consiste en ostentar el “glorioso” título de ser la capital de Castilla la Mancha. Una región que no lo es, porque no tiene en sí misma la justificación histórica y social para ser eso, región, y que forma parte del hecho autonómico como una autonomía más de entre las de menor rango.

Sí, no se trata sólo de ser o no la Capital de la Comunidad Autónoma de Castilla la Mancha, sino de participar en la riqueza que supone funcionar de hecho como si se fuera en parte la capital, aunque no se sea de derecho.

Primero se instaló allí, en Albacete, la sede del Tribunal Superior de Castilla la Mancha. Luego se transformó en el centro regional de las comunicaciones. Más tarde en el epicentro de la sanidad castellanomanchega, con la ubicación de la Facultad de Medicina. En la capital de la Industria. En ser la ubicación de Institutos y Centros de Investigación de referencia autonómica. En tener el Centro Regional de Medicina Forense y Legal. En la sede de la Filmoteca Regional de Castilla la Mancha, aunque ser capital de la cultura se lo habían prometido y aún lo siguen haciendo en Cuenca. En ser La capital de la Industria Aeronaval, con la instalación de Eurocopter y la transformación del Aeropuerto Militar para su uso Civil.

Y ahora, subiendo otro peldaño hacia la coocapitalidad de hecho, también la Capital Castellanomanchega de la Justicia. Hace justo un año, prometió Barreda en Albacete las inversiones necesarias para realizar lo que denominó como “La Ciudad de la Justicia” de Castilla la Mancha, con una inversión de 15,5 millones de euros que ya se están ejecutando; porque allí las promesas se cumplen.

El presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, garantizó que Albacete será la capital judicial de Castilla-La Mancha. Y lo será por Ley Orgánica, ya que el Proyecto de Reforma del Estatuto de Autonomía especifica con claridad que la sede del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha está en Albacete.

Pero la mayoría de los políticos de Cuenca, siguen pensando que lo de la capitalidad es un asunto cerrado y no da para más. Como la ampliación de carreras universitarias, y tantos otros.

¿Por qué no se aprueba una moción en el Ayuntamiento de Cuenca, instando a los dos Grupos Parlamentarios y al Gobierno Autonómico, para que sea declarada Cuenca oficialmente en 2008, Capital Permanente de la Cultura de Castilla la Mancha, con el mismo rango de Ley, y que se obligue a las instituciones a que realicen la inversiones necesarias para dotar esta declaración de pleno contenido?

Sería un buen gesto hacia Cuenca, tanto por los años de discriminación y de falsas ilusiones con respecto a las promesas en el ámbito de la cultura; como sobre todo, de cara al apoyo sin ningún tipo de dudas hacia la nominación como Capital Cultural Europea en el 2016, ¿no les parece?

NACION DE NACIONES: LA CLAVE

JULIAN BALLESTERO

José Luis Rodríguez Zapatero reconoció hace unos días la paternidad de un olvidado intelectual segoviano sobre esa polémica visión de España como «nación de naciones». El presidente del Gobierno declaró su simpatía por Anselmo Carretero, el republicano muerto en el exilio mexicano en 2002, tras dedicar buena parte de sus 94 años de vida a estudiar las nacionalidades históricas en España. Carretero vivió durante algunos años de su niñez en León, la ciudad natal del presidente, aunque creció como socialista en Madrid. Quizás no era tan amigo de su padre, Juan Rodríguez, como el propio Zapatero quiso dar a entender, pero sí pudo conocerle en las contadas ocasiones en que confortó a dirigentes del PSOE cuando las sombras se cernían sobre el partido. En los últimos meses la figura del autor de Los pueblos de España (1980) ha sido rescatada de las cenizas de la historia por Pascual Maragall.Al presidente de la Generalitat le ha venido de perillas que un paisano de Rodríguez Zapatero patentara en 1956 el discutido concepto de «nación de naciones». La autoridad del casi leonés Carretero ha supuesto un argumento añadido de cercanía y cariño para endulzar el amargo caramelo que Maragall ha colocado en la boca de Zapatero en forma de Estatuto catalán. Sin embargo, las teorías del republicano y federalista afincado en México nunca gozaron de popularidad entre los prohombres del pensamiento progresista en España. Ni su concepción de León separado de una vasta Castilla, tomando la historia como única norma para la definición de los pueblos, ni sus dos visiones de España, primero como «comunidad de pueblos» y después como «nación de naciones», se impusieron lejos de las fronteras mexicanas. El intelectual desterrado seguía la estela ideológica de su padre Luis Carretero Nieva, muerto en 1950 y autor de La cuestión regional de Castilla la Vieja (El regionalismo castellano) en 1917. Sobre esos cimientos forjó Anselmo Carretero la propuesta federalista recogida en ensayos como Las nacionalidades españolas o El antiguo Reino de León.
Quienes le conocieron le consideraban un hombre humilde y reservado, pero a la vez una de las voces poderosas del destierro. Nació en Segovia, creció en León, donde trabajaba su padre, pero vivió sus años universitarios en la Residencia de Estudiantes de Madrid, y allí terminó Ingeniería Industrial. Durante la Guerra Civil trabajó en la Oficina de Claves del Ministerio del Estado y en el Departamento de Información Diplomática. Al final de la contienda pasó a Francia y desde allí se embarcó hacia México. Impartió clases de Física y dirigió una explotación agrícola en la selva mexicana. Desde ese aislamiento geográfico comenzó a escribir sobre una Castilla donde cabían Avila, Burgos, Cuenca, Guadalajara, Logroño, Madrid, Santander, Segovia, Soria y algunas comarcas de Valencia y Palencia, y a desarrollar su original concepto de una España federalista, recogido en artículos en la revista Las Españas.Esa visión de la gran Castilla sin Valladolid fue duramente atacada por historiadores, economistas y geógrafos como Sánchez Albornoz, Julio Valdeón, Jesús Crespo o Angel García Sanz. La intelectualidad democrática tachó sus planteamientos de «historicistas» y pasaron al arcón del olvido. Sólo los socialistas catalanes le han tenido siempre en mente. Durante años le visitaron en el exilio y se acercaron después a verle a Madrid cuando pudo regresar a España. Josep Borrell, siendo candidato a la presidencia del PSOE, se entrevistó con él en marzo de 1999. Pero sus teorías políticas permanecían arrumbadas en el trastero del partido hasta que Maragall y Zapatero han visto en la España de Carretero el clavo ardiendo del que colgar el Estatuto.

viernes, noviembre 09, 2007

LA SOBRESALTADA ESPAÑA

[Nota de Breviario Castellano: Increiblemente y tras ya muchos años de su fallecimiento, Anselmo Carretero sigue en el ojo del huracán...Tomado de la red]


\"La sobresaltada España es un conglomerado de repúblicas mal gobernadas por políticos oportunistas, mediocres y estúpidos\".

Esta sentencia sería atribuida sin ninguna duda por cualquier analfabeto político que perteneciera al PSOE de Zapatero o a sus amos del “intelectual orgánico” de PRISA a esa derecha montaraz, crispadora, apocalíptica y “facha” que representa al parecer el PP.

Desgraciadamente, lo que podría ser perfectamente una radiografía de la España de Zapatero que está engendrándose no pertenece a este siglo XXI, sino a la España decimonónica que desembocó en el ¡viva Cartagena libre! y en el caballo de Pavía cabalgando por las Cortes. Esa frase sobre la “sobresaltada España” pertenece a ese fino analista –aunque pésimo profeta- que fue Karl Marx, que no es precisamente un referente ideológico del PP, acerca de la I República, ese experimento fracasado de república federal.

Dicen que el inspirador del Plan Zapatero para convertir España en una confederación ibérica de comunidades nacionales (sic), al estilo de la I República pero bajo el disimulado armiño de los Borbones, es un socialista ya fallecido de nombre Anselmo Carretero. Este personaje, segoviano de nacimiento pero leonés de adopción y amigo del padre de Zapatero, es el inventor de ese círculo cuadrado que es la imposible definición de España como “nación de naciones”.

Este pobre hombre, sin ánimo de comparar en el ámbito intelectual con el filósofo de Tréveris, ha resultado tan fatal profeta como él. Decía el ínclito Carretero en los años setenta:

“El federalismo está uniendo a los pueblos yugoslavos que hasta ayer se desangraban en permanentes luchas fraticidas (…) y ha podido mantener juntos los numerosos pueblos y vastos territorios del vasto imperio ruso y en él está la solución definitiva para el problema de la nación española”.

O sea, que el futuro esplendoroso que espera a la España como confederación de naciones (sic) es el mismo que las extintas Yugoslavia y URSS.

lunes, noviembre 05, 2007

Castilla y la Constitución

JOSE MARÍA RUPÉREZ CIBRIÁN

LA APROBACIÓN de la Constitución Española por las Cortes el 31 de octubre de 1978, que dio lugar al Estado de las autonomías, no benefició para nada al posterior desarrollo integral de Castilla. Más bien todo lo contrario, pues truncó diez siglos de autónoma trayectoria histórica, ya que desde su nacimiento, entre los siglos IX y X, hasta el final del régimen franquista, Castilla siempre había existido por si misma.

El paso de la dictadura a la democracia -representado por la Constitución de 1978-, cortó de raíz su milenaria trayectoria histórica como región esencial en la Historia de España, echándola por el precipicio de su total pérdida de identidad al propiciar uniones no deseadas, que perseguían como único objetivo impedir la existencia de una comunidad autónoma llamada Castilla. ¿Qué sórdidas razones movieron a los políticos de la transición para cometer tamaña injusticia con Castilla?

A los políticos que condujeron la nave de la transición, cabría hacerlos algunas preguntas: ¿Por qué permitieron que se desgajaran de Castilla partes esenciales de la misma como Santander y Logroño? ¿Qué entidad regional histórica poseían las mencionadas provincias de Castilla la Vieja para convertirse en autonomías independientes de Castilla, teniendo en cuenta que ambas formaron parte de la provincia de Burgos hasta 1833? ¿Por qué no se sometió a referéndum la unión de Castilla con León, vulnerando el artículo 139, Título VIII, de la Constitución que dice textualmente: «Todos los españoles tienen los mismos derechos y obligaciones en cualquier parte del territorio del Estado». ¿Por qué a los catalanes, andaluces, vascos y gallegos sí se les permitió que aprobaran mediante referéndum sus respectivos estatutos de autonomía, y a los castellanos se nos negó ese derecho?

La Constitución de 1978 dicen que fue fruto del consenso, ¿pero qué clase de consenso? ¿El consenso basado en la destrucción de Castilla? ¿Por qué la territorialidad del resto de regiones de España no ha sufrido merma alguna, y sí la de Castilla? ¿Habrían consentido los catalanes, los vascos, los gallegos... que les arrebataran un milímetro de su mapa territorial? ¿Habrían consentido esos mismos que les destruyeran su identidad? ¿Qué es eso de ser castellanoleonés o castellanomanchego? ¿Se puede, en nombre de la Constitución y de la democracia destrozar la milenaria identidad de un pueblo? ¿Por qué no teníamos los castellanos un partido regionalista poderoso, se ensañaron con Castilla los políticos de la transición?

Lamentablemente, realmente lamentable e injusta la aplicación torticera de la Constitución que hicieron los políticos de la transición con Castilla, y esa injusticia tendrá que repararse algún día. Ya sabemos que el ritmo de la Historia es realmente lento, pero tengo el pleno convencimiento de que llegará el día en el que Castilla recupere su dignidad, recobre su personalidad, tenga su voz propia y sea respetada.

viernes, noviembre 02, 2007

La Reforma de la Ley Electoral presentada por el Psoe, deja a Cuenca a la cola tambien en el Parlamento de Castilla la Mancha.

13 de Septiembre, 2007

Lleva el tema dando vueltas desde el 30 de enero de este año, y por fín se empieza a hacer realidad. Hace unos días, el Grupo Parlamentario Socialista en las Cortes de Castilla la Mancha ha registrado una propuesta de Reforma de la Ley Electoral que nos deja, ahora también en el principal Órgano de representación autonómico, a la cola en cuanto a número de parlamentarios.

No se trata de que Cuenca vaya a perder algún diputado, que no lo hará, pero el que aumenten otras provincias atendiendo exclusivamente al criterio de población, disminuye nuestra capacidad de representación en este ámbito.

El documento, contiene la propuesta para la adecuación de la Ley Electoral en la Autonomía a la nueva realidad demográfica, que pasa por el aumento de un diputado en Guadalajara y otro en Toledo, con lo que habrá un total de 49 escaños en el Parlamento de Castilla-La Mancha. Con esta propuesta, que cambiará el artículo 16 de la Ley 5/1986, Guadalajara contará con ocho diputados, Toledo con doce, Albacete con diez, Ciudad Real con once y Cuenca con ocho.

No es que el número de diputados nos haya ido bien hasta ahora, ni mucho menos, no ha influido porque éstos siempre se han comportado como corderillos por los rediles manchegos; pero supone una nueva barrera de cara al futuro, si se hace uso de la representatividad para la defensa de los derechos y de los intereses de nuestra provincia. Todos los que ocupan un escaño en el Parlamento, representan el interés del conjunto; pero está claro que en el proceso parlamentario, las cuestiones que afectan a la competencia entre provincias, que son la inmensa mayoría, están íntimamente relacionadas con los valores cualitativos y cuantitativos de la representatividad de cada una de ellas. Y con esta nueva medida electoral, al déficit en la calidad parlamentaria que siempre hemos sufrido, le tendremos que añadir un déficit más en términos relativos en lo referido al número de representantes.

Independientes por Cuenca, ya ha manifestado públicamente, y lo ha certificado en el documento conocido como “Declaración de Cuenca”, que el Estatuto de Autonomía de Castilla la Mancha debe contemplar los venticinco años de marginación por parte de los poderes públicos, tanto a nivel autonómico, como del Estado. Pedimos que se tenga en cuenta la situación de nuestra provincia, que ha perdido población desde que se puso a funcionar este invento que decidieron llamar Castilla la Mancha, y aún lo hace en la actualidad. La pérdida del número de habitantes, es consecuencia directa de la política discriminatoria que sufre Cuenca principalmente desde los poderes autonómicos; y esto no puede servir de disculpa para encima perder capacidad en su representación.

Las cinco provincias con sus capitales, partían de la misma situación de marginalidad y subdesarrollo. Sin embargo, después de estos años de aplicación del Estado de Derecho Constitucional, y el desarrollo de las autonomías; Cuenca, que se integró dentro de una Comunidad configurada sin un razón histórica, se encuentra muy alejada de los niveles de desarrollo que sí han conseguido el resto de las provincias. Mientras que Toledo, Albacete, C. Real y Guadalajara eran provincias que soportaban igualmente el lastre de la emigración de su población, y ahora son claramente receptoras, desgraciadamente nuestra provincia se ha quedado sola en ese desafortunado parámetro, fruto de las políticas tremendamente austeras para nuestra tierra.

Es inadmisible que ahora, después de venticinco años de trato negativo, con un reparto tremendamente desigual de la riqueza entre las provincias, del que siempre Cuenca es la perjudicada, se pretenda por parte del presidente autonómico, José Maria Barreda, sentenciar contra los conquenses castigándolos también en lo que se refiere a la legítima representación parlamentaria que tienen los pueblos, por el delito político del que solamente es responsable el Gobierno de Castilla la Mancha, como administrador y principal causante de nuestra pérdida de población.

Los movimientos migratorios siempre van acompasados con el nivel de vida y desarrollo de los territorios, y éste depende en la mayor medida de las políticas que se emprendan, que llevan a la consecuencia nefasta de la situación de Cuenca en comparación con las otras.

Es absolutamente imperdonable que una de las comunidades que integran esta autonomía, nuestra provincia, siga desde muy atrás la marcha en el progreso de las demás, pues esta Comunidad Autónoma que no tiene fundamentación de origen, sólo se explicaría en un desarrollo compartido de forma equilibrada. Y eso no sucede en Castilla la Mancha.

Si José María Barreda Fontes y Maria Dolores de Cospedal; si el Psoe y el Pp manchegos quitan un ápice de representatividad a nuestra provincia, estarán poniendo un argumento más sobre la mesa, para que los conquenses pierdan definitivamente el menor resquicio de identidad con respecto a seguir perteneciendo a Castilla la Mancha, una comunidad que se inventó hace ahora 30 años, e inevitablemente nos conducirá a una reflexión seria sobre cómo seguir los caminos que nos separen de esta Autonomía.