domingo, diciembre 30, 2007

EL CASTELLANO EN CATALUÑA

Hecho penoso, y preocupante, es el que se ha producido en la Universidad Autónoma de Barcelona, en la que parece se pretende la supresión del departamento de castellano y se ha dado lugar a que un grupo de estudiantes de periodismo hayan tenido que formular recurso legal para que se les reconozca el derecho a recibir la enseñanza en lengua castellana.

Lamentable seria que, ahora que nos movemos en una atmósfera de libertad y tanto se habla de solidaridad entre los pueblos de España, nos dedicáramos a ponernos dificultades los unos a los otros.

El catalán es una lengua que merece todo nuestro aprecio y afecto, una riqueza cultural de las Españas; y es justo naturalmente que, superadas las viejas incomprensiones, se impartan enseñanzas en catalán, a los catalanes y a cuantos lo deseen en Cataluña, conforme a los derechos instituidos en la Constitución y en el Estatuto de autonomía.

Pero no por eso hemos de negar ese mismo derecho a los demás: concretamente, el derecho de los castellanoparlantes a estudiar y aprender en su propia lengua. No salgamos de una discriminación para caer en la contraria.

Si nos quejamos, con razón, de antiguas arbitrariedades y abusos contra la utilización del idioma catalán, no vayamos a someter ahora a análogas opresiones o restricciones a los que hablan en castellano.

De los agravios sufridos en el pasado por Cataluña no es responsable Castilla ni los castellanos ni la lengua de los castellanos. Totalmente falsa, no nos cansaremos de repetirlo, es esa imagen y ese prejuicio, tan extendidos, que nos presentan a Castilla como pueblo dominante e imperialista que ha sojuzgado a los demás de España, imponiéndoles por la fuerza su idioma, su ley y su cultura.

La realidad es bien distinta. No ha habido una hegemonía castellana ni un absolutismo o centralismo de Castilla. El centralismo de las superestructuras del Estado español ha oprimido a todos los pueblos de España; y Castilla no ha sido culpable sino víctima: La primera y más perjudicada víctima del centralismo español.

Ya lo reconoció Rovira y Virgili, ese gran catalán: «No fue Castilla la que oprimió a Cataluña, sino la Casa de Austria».

De la marginación sufrida por Castilla dan testimonio, vivo y más bien dramático, los miles y miles de castellanos que se han visto forzados a emigrar a Cataluña, desterrándose, para encontrar el trabajo y los medios de vida que no había en su tierra; y no los había porque los que tenían el poder decidieron que, en lugar de procurar el desarrollo de los pueblos castellanos, era preferible expoliarlos.

Esos castellanos en Cataluña merecen el mínimo respeto de que no se les arrebate su lengua y su cultura. De que, en un marco de verdadera solidaridad española, puedan seguir hablando, pensando y recibiendo la enseñanza en la lengua de sus padres, en el idioma del pueblo a que pertenecen.

Informativo Castilla nº 9. Julio 1980

martes, diciembre 18, 2007

Las dos Castillas y León. Teoría de una nación. (Antonio Hernández Pérez)

Las dos Castillas y León. Teoría de una nación.
Antonio Hernández Pérez.
Editorial Riodelaire . Guadalajara 1982.

En el último número de la revista Pueblo y Tierra ha aparecido una apartado publicitario de este libro, cuyos últimos ejemplares facilita la agrupación nacionalsocialista probablemente conocida por sus tendencias de aquellos que en algún momento se hayan interesados por temas castellanos. Digamos que se trata de una pequeña publicación que contiene una serie de opiniones, elucubraciones y suposiciones difícilmente conciliables con la información histórica disponible sobre el pasado de Castilla, a menos que se hagan verdaderas contorsiones mentales, que es justamente lo que hace el autor desde la primera a la última página.

Intenta el autor fundamentar la tesis pancastellanista - expuesta pero pésimamente argumentada- hoy extendida en pequeños grupúsculos de que Castilla es una nación formada por Castilla la Vieja, Castilla la Nueva y León, curiosa nación donde el todo coincide con una de las partes. Como es habitual en los partidarios de esta tesis León su cultura, su lengua histórica y otras muchas cosas son negadas y reducidas a un mero apéndice de Castilla. En lo referente al Reino de Toledo, jamás mencionado con ese nombre, sino con la denominación geográfica de La Mancha o de manera más extensa como Castilla la Nueva, sus argumentes y la exposición de motivos es aún mucho más menesterosa y carente de convicción, sin duda el autor, zamorano de nacimiento aunque autoproclamándose castellano, vive muy lejos de allí.

El autor del panfleto pretende argumentar en la línea de una comunidad culturalmente homogénea y etnológicamente idéntica, con explicaciones más bien contradictorias acerca de lo que entiende por homogeneidad e identidad, términos por otra parte bastante difíciles de definir. No escasean las apelaciones de tipo cuartelario al deber de marchar unificados, algo así como los exabruptos de un sargento a los reclutas para que marchen a su voz.

Maneja el autor un concepto de nación basado en principio biológico y racial, que a poco de profundizar quizá se hubiera retrotraído al estilo darwinista, a las hordas de simios; Castilla resultado de la evolución chimpancé. Como gran cosa avanza unas extrañas logomaquias acerca de una contextura temporal y psicológica que no explicita en absoluto. Intenta eso si hacer una clasificación jerárquica de un totum revolutum de genotipo, fenotipo, raza, lengua, tradiciones, religión, instituciones, temperamento, territorio, voluntad y conciencia de singularidad y otra serie expresiones, donde hace primar la raza – a veces púdicamente llamada origen-, y la lengua y según él las tradiciones históricas; en segundo lugar pone instituciones , religión , territorio y un misterioso etc.; clasificación jerárquica tanto más chocante cuanto que lo que considera secundario puede en principio encajar en lo que denomina tradiciones históricas que considera dentro de las características primarias o esenciales; o sea un discurso de titiritero circense.

No obstante lo insólito del librejo es la predominancia de los argumentos racistas; también en Castilla hay racistas, de todo hay en la viña del Señor. En breves palabras desbarra el autor en el sentido de afirmar que la componente humana básica de lo que el dice ser Castilla –que desborda ampliamente lo que con mínimos conocimientos históricos fue Castilla en sentido estricto- es la componente germánica visigoda. Y digo que desbarra porque semejante ocurrencia no merece siquiera el nombre de tesis. Los datos que se poseen sobre los invasores godos son escasísimos y bordean más bien la conjetura que la documentación histórica. El número de invasores visigodos probablemente no llegó al cinco por ciento de la población hispanorromana, se carece de cualquier documento escrito en lengua gótica, ni siquiera se sabe la medida efectiva en que usaban esa lengua después de su secular periplo por Ecandinavia, Báltico, estepas ruso-asiáticas, Imperio Romano, la Galia e Hispania, eso no obsta para que el autor elucubre acerca de las diferencias lingüísticas entre los visigodos de Tierra de Campos y los de Toledo; poco le falta para asegurar que el castellano es básicamente una lengua de origen gótico.

Otrosí aplica la moderna noción de clase social a los visigodos, sociedad trifuncional - como el resto de las sociedades indoeuropeas- a la que conviene más el nombre de estamento o de casta que no la de clase; sociedades por otra parte jerárquicas en donde no es posible considerar la separación estamental sin que desaparezca la organización social. Eso no obsta para que confunda la monarquía neogótica leonesa con el condado y luego reino de Castilla; según el autor la clase alta visigoda fue a León y la clase baja a Castilla, así se despacha tan ricamente y todos visigodos, arios y rubios, vamos que ni Hitler soñó tal paraíso ario.

Entre los recuentos de investigación racista no falta la investigación de nombres de origen gótico, lo que le lleva a conclusiones gozosas de arianidad. Algo así como si hoy día se hiciera una investigación de nombre de origen anglosajón en iberoamérica; en base a tales resultados se concluiría la enorme proporción de población blanca, sajona y protestante, donde efectivamente no hay sino, cholos, mestizos,mulatos, cuarterones, indios y negros.

Como buen racista no deja de abordar el tema de la complexión corporal visigótica, que supone, como no, blanca, grande, rubia de ojos azules y otros tópicos bien conocidos. El problema surge cuando se compara con los tamaños efectivos comprobados en las necrópolis y sepulturas visigodas o supuestas tales, que no responde al tipo previsto; pero todo admite una explicación; nuestro autor afirma que los visigodos perdieron estatura debido al duro clima de la meseta. Según ese razonamiento a su paso por las estepas ruso-asiáticas, de clima mucho más duro y extremado que la meseta ibérica les debió de haber encogido hasta el extremo de acabar siendo liliputienses a pesar de su origen germánico.

Luego se toca el tema de las costumbres de carácter penal como la venganza, la satisfacción del honor mancillado y otras, que supone rápidamente de origen visigodo, pero que los tratadistas de primera línea de derecho medieval, como Galo Sánchez, pone en tela de juicio, en el sentido de que tales prácticas son verosímilmente muy anteriores a la llegada de los godos y tienen un origen no tanto ario como reciamente indígena. Claro que incluso esto no sería totalmente desfavorables a las fantasías del autor, cuando afirma explícitamente que los iberos son de origen nórdico.

Como el panfleto toca todo, no falta una alusión al folklore, concretamente a las danzas guerreras, ampliamente extendidas por toda la península, que, como no, solo pueden tener su origen en el pueblo ario y guerrero visigodo, los demás pueblos de la vieja piel de toro eran pueblos pacifistas e indolentes a los que se las daba un ardite inflarse a bofetadas; aunque sabemos que había hispanos en las legiones imperiales romanas. Muy al revés de lo que supone el autor, de todas las tribus bárbaras de la época de las grandes invasiones la más romanizada de todas eran precisamente la de los visigodos; habían pasado por el Imperio de Oriente, por Italia, por la Galia, y luego por Hispania, durante tres siglos apenas combatieron, eso si los cascaron a base de bien los francos, y luego los sarracenos, y en vista de eso nos cuenta el autor salmodias acerca de su ardor guerrero vibra en nuestras almas. La explicación es clara como el agua, los genes visigodos portaban en si una virtualidad guerrera que los hizo protagonistas de la reconquista, a pesar de su temporal sopor de tres siglos de romanización, epicureísmo hispanorromano, cierto mariconismo soterrado y calma relativa.

De acuerdo a esta explicación genética y racial fueron los visigodos y sus descendientes los héroes de la lucha contra la morisma, los repobladores de las tierras reconquistadas y misioneros de la arianidad. Como la ignorancia es muy atrevida no duda en afirmar que en pleno siglo VIII, época bien conocida por sus estadísticas demográficas, la población cristiana de Cantabria era en un 75% de visigodos, pero no unos visigodos cualesquiera, sino visigodos “puros”, y en Asturias rebaja la cifra al 30 %, al fin y al cabo como dice el autor la raza es una realidad insoslayable; probablemente se refiere a la raza visigoda. Posteriormente nos cuenta el autor que solamente los visigodos tenían empuje para ser repobladores, independientemente de las presuras, las cartas pueblas, las exenciones jurisdiccionales o el botín puro y duro. Lo que no deja de sorprender como un escaso cinco por ciento de la población visigoda que llegó a la península dio para tanto – al menos en la fantasía del autor- guerreros numerosos , repobladores sin límites, que misterios encierran los genes arios.

Si acaso conviene notar que el autor propugna para España un pacto federal, es curioso notar como la ideología liberal del pacto de Rousseau, se da la mano con la ideología racista. Ambas, aunque parezca sorprendente a primera vista, son consecuencias de la Ilustración descreída y racional.

Las restantes suposiciones y cábalas son del mismo o parecido tenor aunque estas son ya confusiones compartidas por otros no necesariamente raceros, así:

* La institución castellana por excelencia: la comunidad de villa y tierra, no coincide con el municipio leonés.

* El Fuero Juzgo visigótico aplicado en el reino de León no era la ley consuetudinaria de Castilla

* Aunque la ignorancia o la indocumentación del autor lo desconozcan, existe una lengua leonesa, minoritariamente hablada hoy día.

* Lo que denomínale autor reino de Castilla y León, es en realidad un conjunto de reinos los que ostentaba su corona un solo monarca : Rey de Castilla, de León, de Granada, de Toledo, de Galicia, de Córdoba, de Murcia, de Jaén, de las Islas Canarias, Señor de Vizcaya.., de una manera genérica y abreviada conocido como corona de Castilla, a no confundir con el reino de Castilla.

* Fernando III el Santo llega a ser rey de Castilla y de León, lo que no supuso que hubiera ninguna fusión de pueblos, León siguió durante siglos con sus cortes propias, sus leyes, su moneda, su lengua etc.

* El reino de Toledo lo conquista y forma parte de él en sus comienzos el reino de León. El reino de Toledo tenía como legua propia el mozárabe, que como nos recuerda Manuel Criado del Val, influyó decisivamente en la factura del castellano moderno, que tiene enormes diferencias con el castellano original del norte.

* El reino de Toledo, Andalucía y Murcia fueron reconquistados al estilo leonés. Incluso las iniciales y poco duraderas comunidades toledanas eran distintas en aspectos esenciales de las comunidades de villa y tierra castellanas.

* Una lengua castellana cada vez más modernizada –que algunos denominan español- desplazó al leonés en León y al genuino castellano de los orígenes en Castilla.

* Zamora jamás perteneció al reino de Castilla, otra cosa es que perteneciera a la corona de Castilla. Si de una manera muy genérica, lata y desvaída se denomina castellano a lo perteneciente a la corona de Castilla , se podría decir que un zamorano es tan castellano, como un almeriense o un pontevedrés.

* La Castilla total, unificada, racialmente homogénea de 19 o 38 provincias –según los gustos- tiene un sabor de imposición ordenancista y prusiano muy poco simpático..

Solo queda decir que el libro aquí comentado es –no por casualidad- uno de los libros de cabecera de una organización de ideología nazi

lunes, diciembre 10, 2007

FUTURO IMPERFECTO 5. Cont (La Tradición)

El final de la humanidad actual, predicha por la Tradición

La convergencia de las catástrofes y el final brutal de la presente civilización puede deducid irse de la observación experimental de distintos fenómenos, como acabamos de hacerlo. Pero sería deshonesto no mencionar que varias Tradiciones, de los Druidas a los Tibetanos pasando por la India, parecen haber predicho un hundimiento similar, a escala de la humanidad, y que se había ya visto antes, sin que la historia oficial lo mencione. En todas las antiguas tradiciones, vuelve de nuevo la idea que la humanidad conocía edades sucesivas, marcados por catástrofes. Pero la que corremos el riesgo de vivir sería la más grande.
El indianista Alain Daniélou en El destino del mundo según de la tradición shivaita (Alain Michel, 1985) escribe: "Según la tradición shivaita, desde que la Tierra es habitable, ya existieron varias humanidades. Cada una tuvo su período de gloria, de desarrollo técnico, de saber, luego de decadencia, y encontró su final en un cataclismo. Formamos parte de la séptima humanidad. La Tierra ya conoció a seis humanidades sucesivas que desaparecieron, dejando a la humanidad siguiente algunos rastros de su conocimiento y a veces el recuerdo de su gloria. Después del final de la humanidad actual, la Tierra conocerá siete veces aún especies humanas o similares antes de convertirse en inhabitables. Los todos las especies vivas evolucionan como entidades, individualidades. Tienen su gestación, su infancia, su adolescente, su edad madura, su decadencia. ".

Daniélou marca bien la diferencia entre las humanidades que se suceden, y las civilizaciones sucesivas que cada una conoce en su seno. Cree descifrar en los relatos consagrados de los Puranas, la descripción del final de una humanidad que precedió la nuestra, la los Asuras, de hace 60.000 años, y que se asemeja sorprendentemente lo que la tradición shivaita denomina el Kali- Yuga, esto es la Edad Oscura en la cual estamos y que concluirá en la fase terminal de la humanidad presente. No escaparemos la ley de los ciclos, y la visión lineal y ascendente que la modernidad posee de la historia humana, heredada del cristianismo, no tiene razón de ser.

Daniélou escribió: "la historia de los Asuras es a la vez un relato del pasado y una predicción del futuro. Existe un paralelismo evidente entre los acontecimientos, las concepciones religiosas, las ideologías, las teorías sociales y morales que provocaron la destrucción del Asuras y las que, desde el principio del Kali-Yuga, caracterizan a la humanidad actual y parecen deber conseguir la" catástrofe provocada "que, eventualmente les espera". Daniélou considera que las minorías, hoy, pueden rechazar los antivalores que están perdiendo la humanidad actual, y preparar el renacimiento de nuevos valores vitales "lo que podría permitir algunos cruzar el cataclismo y de participen Edad de Oro de la humanidad futura".

Daniélou, al reflejar fielmente los textos consagrados del Shiva, Vishnu y Linga Purana, da del final de los Asuras un relato que se asemeja extrañadamente lo que podría ser el nuestro, en particular, por lo que se refiere a las causas morales de la decadencia.Un falso dios (Aryat, o "destructor de la gente piadoso") comienza por "condenar las castas y los deberes de las diversas edades de la vida". Por todas partes se impone el igualitarismo y la no violencia, este última prohibiendo oponerse a los invasores. La decadencia de esta potente humanidad comenzó así, según este texto que es también una predicción de lo que se repetirá: "el número de príncipes y agricultores declina poco a poco. Las clases obreras quieren asignarse el poder real y compartir el conocimiento, las comidas y las camas de los antiguos príncipes. La mayoría de los nuevos jefes es de origen obrero. Persiguieron a los sacerdotes y a los detentadores del conocimiento ". La función económica y mercantil substituye por todas partes a la función espiritual.
El texto sagrado, citado por Daniélou, prosigue: "se matarán los fetos en el vientre de su madre y se asesinarán a los héroes." Los Shudras podrán comportarse como los Brahmanes y los sacerdotes como los obreros. Los ladrones se convertirán en reyes, los reyes serán ladrones. Los dirigentes confiscarán la propiedad y harán un mal uso de ella. Dejarán de proteger al pueblo. La comida ya cocinada se pondrá en venta [... ] . Grupos de bandidos se organizarán en las ciudades y en los campos. Habrá muchas personas desplazados, errante de un país a otro. Los comerciantes harán operaciones deshonestas. Se rodearán con falsos filósofos pretenciosos [ los que, tranquilizadores y mentirosos, intentan encubrir la decadencia, NDA ]. Todo el mundo empleará palabras duras y groseras y no podrá fiarse de nadie. La gente del Kali- Yuga pretenderá ignorar las diferencias de raza y el carácter sagrado del matrimonio, las relaciones de maestro a discípulo, la importancia de los ritos. Los agricultores abandonarán sus trabajos de labores y cosechas para convertirse en obreros no especializados fuera de casta [ ¿alusión la industria agroalimentaria que sustituye a la agricultura? NDA ]. El agua faltará , los frutos serán poco abundantes. Muchos estarán vestidos de harapos, sin trabajo, durmiendo en la tierra, viviendo como los miserables. La gente creerá en teorías ilusorias. Se venerarán falsos dioses en falsos ashrams en los cuales ahora se decretará arbitrariamente ayunos, peregrinajes, penitencias, donaciones de sus bienes, austeridades, en nombre de pretendidas religiones. "
El texto sagrado precisa a continuación que, constatando esta terrible decadencia de la humanidad de los Asuras, el dios Shiva utilizó un arma de fuego" que destruyó toda vida. Los supervivientes, según del mito, huyeron al "mundo Mahar", es decir al mundo extraterrestre Luego, ellos volvieron de nuevo sobre Tierra, después de haber preservado en secreto ciertos elementos del conocimiento de los Asuras, antes de la trasmitirlos a una nueva humanidad... la nuestra. Que hoy día revive exactamente el mismo fin de ciclo. Todo eso se produjo hace 60.000 años...
Bien seguro, tomamos nuestra distancia con este texto consagrado hindú, que puede dar lugar a locos vaticinios. No obstante, no es ni científico, ni honesto despreciar los textos de las antiguas Tradiciones, y de publicar perentoriamente que "los Asuras no han existido nunca ". Ya que todo mito, como lo mostró Mircea Eliade, se basa en una memoria, en una parte de verdad, incluso transfigurada.
Uno de los discípulos de Daniélou y Eliade, Pierre-Émilie Blairon, dirigente de la muy seria revista tradicionalista Roquefavour, duda de la veracidad de la historia oficial y de su arqueología: "Alain Daniélou retoma la hipótesis de todos los especialistas honestos de las civilizaciones antiguas, es decir que es poco probable, desde que el hombre habita nuestro planeta, que deba ser acreditada la tesis lineal de una única humanidad, que arqueólogos, antropólogos, etnólogos, no dejan de retroceder el nacimiento sin sacar las consecuencias. A saber que las tesis oficiales, en su dogmatismo forzado, se niegan admitir la idea misma que decenas, o incluso cientos de civilizaciones, espiritual o técnicamente tan evolucionadas como la nuestra hayan podido aparecer y desaparecer sin dejar trazas o, cuando estos trazas existen, de negarse a tenerlos en cuenta "(Roquefavour, febrero de 2003)."El mismo autor considera que "la semejanza de las dos decadencias, el de los Asuras y la nuestra, es alucinante. Por ello, podríamos conceder algún crédito a las predicciones de los textos sánscritos que se refieren a la actual humanidad "." Analizando el capítulo 40 del Linga Purana, piensa que esta humanidad actual fallecerá, en tiempo bastante cercano, durante una monstruosa guerra generalizada que no será más que el punto clave de la convergencia de todas las catástrofes en curso, su leitmotiv final. Esta catástrofe terminal será al mismo tiempo una purificación y el tímido principio de una regeneración, según la ley de los ciclos.
He aquí, en efecto, lo que lee en este famoso capítulo 40: "Durante el período de crepúsculo que termina el Kali- Yuga, el justiciero vendrá y matará los malvados. Habrá nacido la dinastía de la Luna. Su nombre es guerra (Samiti). Errará sobre toda la Tierra con un vasto ejército. Destruirá el Mléccha [ Bárbaros de Occidente ] por millares. Destruirá a la gente de baja casta de que se han apoderado del poder real y se exterminará los falsos filósofos, a los criminales y a la gente de sangre mezclada. "

Estos textos sagrados hindúes parecen obviamente que chocan nuestras mentalidades de occidentales." Con todo, no es consecuente silenciarlos.He aquí ahora lo que Daniélou escrito, en su ensayo antes citado. Todo comentario sería superfluo: "Según la teoría de los ciclos que regulan la evolución del mundo, nos acercamos hoy al final del Kali- Yuga, la edad de los conflictos, de la guerras, de los genocidios, de las malversaciones, de los sistemas filosóficos aberrantes, del desarrollo maléfico del conocimiento que cae en manos irresponsables. Las razas, las castas se mezclan. Todo tiende a nivelarse y la nivelación, en todos los dominios, es el preludio de la muerte. Al final del Kali-Yuga, este proceso se acelera. El fenómeno de la aceleración es uno de las señales de la catástrofe que se aproxima. "

Del caos a la luz

Esta "convergencia de las catástrofes" no debe incitarnos al pesimismo, muy al contrario, sino quizá prepararnos a lo que Daniélou, antes citado, nombraba "la edad de oro de una humanidad futura"; incluso si corremos el riesgo de asistir, por primera vez en nuestra historia, al hundimiento global de una civilización planetaria, con todos los dolores y desamparos que eso supone. ¿Pero cómo no alegrarse del final de un mundo detestable a nivel ético, y corroído por su propio menosprecio de la vida?
Toda civilización es un ciclo, que incluye tres partes una lenta subida, un breve apogeo y una caída brutal. Hasta el presente, este modelo se aplicaba civilizaciones geográficamente separadas - los Egipcios, los Romanos, los Amerindios, etc . Hoy día, por primera vez, se refiérela conjunto de la humanidad; por último, "la primera vez" en el tiempo histórico conocido, ya que, como acabamos de verlo, la Tradición precisa que esta metamorfosis cataclísmica de la humanidad no sería la primera.
Dicho de otra manera, hemos llegado quizá al fin de un ciclo general de la historia humana, historia que se había extraviado en un callejón sin salida, el que vivimos hoy. Estamos seguramente el final de la Edad de hierro, la víspera inminente del caos. Pero de este último, surgirá un nuevo período de la humanidad, quizá espiritualmente superior, desembarazado de los pesos materialistas e individualistas; ello corresponderá a Ia emergencia de una "nueva raza" (al sentido metafísico y no biológico), gracias a la cual la civilización volverá a salir, renacerá sobre fundamentos mucho más estables y éticamente más elevados. ¿ Habrán sido entendidas Las lecciones del gran cataclismo del siglo XXI? Mircea Eliade escribía en Simbolismo del diluvio, Tratado de historia religiones (Payot): "la humanidad desaparece periódicamente en el diluvio o de inundación a causa de sus" pecados "." [... ] Nunca perece definitivamente, sino que ella reaparece bajo una nueva forma, reanudando el mismo destino, esperando el retorno de la misma catástrofe que la reabsorberá en las aguas "" Y en La luna y las aguas, anota: "un diluvio solo destruye porque las ` formas" están usados y agotadas, pero siempre va seguido de una nueva humanidad y de una nueva historia ".
Para parafrasear al poeta Hölderlin, un visionario, entramos en la noche, en la "medianoche del mundo". Estamos en el crepúsculo. Pero después de la prueba de la noche, no podrá surgir sino la mañana, puesto que el sol renace siempre. Sol Invictus.Ya que el término "catástrofe" no debe ser percibido en el sentido de "Apocalipsis", sino de "transformación" y de "metamorfosis"." No estamos aún en el tiempo de la Muerte. El sol no está presto a apagarse. Simplemente, la humanidad llega un punto crucial de su milenaria historia y debe esperarse un basculamiento hacia el abismo, pero al mismo tiempo un renacimiento, una regeneración, que estará fundada sobre un nuevo tipo humano.Lo que intenté expresar de manera científica y racional en este libro, es decir esta aceleración objetiva de los síntomas del final de un ciclo, ha sido también percibido por poetas o gente de fe desde hace varios siglos. Aunque estoy muy poco versado en el esoterismo y que mi enfoque de los hechos sea siempre racional y experimental, creo que no es necesario subestimar o descuidar las percepciones intuitivas, las que proceden de un planteamiento irracional, arraigado en otra dimensión.
En todas las grandes "religiones", ya se trate del Islam, del cristianismo, el budismo, los cultos célticos, etc, esta idea, esta intuición difusa que la humanidad iba a dirigirse hacia un cambio global de donde renacería un nuevo ciclo para la entera especie, siempre han estado presentes y profetizadas. Este tiempo, este momento desde tan largo tiempo adivinado, hemos quizá finalmente llegado en el siglo XXI. A una decadencia general, a una tragedia, las que se perfilan hoy día y que habían sido anunciadas desde hace tiempo por lo que se podría llamar las voces de la "tradición", se substituirá otra cosa que es imposible aún describir. Prever la nueva civilización humana es arriesgado y aleatorio; pero lo que es cierto, es que la civilización actual está sobre la pendiente de la muerte y que esta última tomará, antes del medio del siglo XXI, la forma de un cataclismo horrible. Mi diagnóstico es despiadado. Pero cada muerte sucede un nacimiento, una reencarnación.
La desesperación no es de recibo. El final de este mundo es una buena noticia, incluso si se realizará pronto en el desamparo y el dolor. Después de las tinieblas que comienzan, vendrán la luz; la historia humana está lejos terminarse. Prepararse a la catástrofe y al renacimiento, es se transformarse a si mismo desde el interior. La tragedia que se perfila quizá se quiso por lo que se llama Dios o el destino. Nos dominan fuerzas, que no comprendemos y que juegan a los dados con nosotros. Un nuevo mundo arriesga a nacer. El hombre es desesperante, pero desesperar es inhumano. El futuro es apasionante porque es catastrófico. Somos dados en la mano de Dios. ¿Quién es Dios?

Guillame Corvus. La convergence des catastrophes.DIE (Difusión Internacional Edition). Paris 2004. Pp191-218

miércoles, diciembre 05, 2007

Las Noticias de Castilla - Diario



En este espacio pretendemos mostrar al conjunto de los ciudadanos otro punto de vista aparte del oficial dobre las noticias que se publican en los medios.
Si quieres que publiquemos tu noticia mandanosla a:
ciudadanosdeburgos@hotmail.com


http://www.ciudadanosdeburgos.org/lasnoticiasdecastilladiario/index.html