domingo, noviembre 30, 2008

PIOZ


PIOZ
Un castillo de llanura

La historia de Pioz es muy escasa en acontecimientos. Perteneció esta
pequeña aldea, desde los años finales del siglo XI en que posiblemente se fundó
tras las iniciativas castellanas de repoblación, al Común de Villa y Tierra de
Guadalajara. El de Pioz es un castillo de llanura, dominante de amplios
horizontes y visto a su vez desde lejanas posiciones en la plana meseta de la
Alcarria. Se encuentra rodeado de un hondo foso que los siglos han ido
rellenando. Por la parte meridional, tenía la entrada habitual y principesca: dos
machones cilíndricos fuera del foso servían para que apoyara el puente de
madera, levadizo, que se dejaba caer desde el correspondiente hueco abierto en
la barbacana de la fortaleza. Por la parte septentrional, una estrecha puertecilla
a modo de poterna permitía la entrada, o salida, del castillo directamente sobre
la profundidad del foso. Es el mejor acceso hoy para entrar a la fortaleza. El
muro externo de la fortaleza es enormemente grueso, construído en escarpa
poco pronunciada, que ha sufrido con mayor crudeza el expolio de sus piedras.
Culmina en muralla poco elevada, con almenas y adarve al que se accedía por
escalerillas desde el camino de ronda. Se completa con torreones esquineros
cilíndricos en los que podían albergarse piezas de artillería. El recinto interior es
de planta cuadrada, con altos muros lisos en los que, a la altura de los pisos
interiores, se abren algunos ventanales amplios. El resto del paramento solo
tiene estrechas saeteras. En las esquinas del castillo se alzan torreones de
planta cilíndrica, rematados en leve moldura. En la esquina noroeste se alza la
torre del homenaje, de irregular planta, cuadrada por un lado y circular por otro.
Para entrar en esta torre, debía hacerse a través de otro puente levadizo, de los
de tipo de brazo con contrapeso y eje central, complicado sistema que hacía
muy segura la torre, a la que luego debía aún ascenderse a través de escalera
de caracol interior.

HISTORIA

Siendo de señorío real, hasta que mediado el siglo XV, el rey Juan II de Castilla
entregó el lugar en dote a su hermana Catalina, cuando ésta casó con su primo,
el infante de Aragón don Enrique. Pero este mismo Rey, pocos años después,
se lo quitó alegando que su cuñado le movía guerra, y lo entregó en donación
generosa a su afecto cortesano don Iñigo Lopez de Mendoza, primer marqués
de Santillana. A la muerte de éste en 1458, pasó a su hijo predilecto, el que
fuera gran Cardenal de España, don Pedro Gonzalez de Mendoza, quien
enseguida inició la construcción de un castillo, en el que muy posiblemente
deseaba plasmar las ideas que sobre castillos palacios tenía recibidas de Italia.
En 1469 el entonces obispo de Sigüenza propuso al noble castellano Alvar
Gomez de Ciudad Real un trato, consistente en el cambio de su villa de Pioz
con el iniciado castillo, los lugares de El Pozo, los Yélamos y algunos otros
enclaves de la Alcarria, por la fortaleza y villa amurallada de Maqueda. Aceptado
en trato Pioz pasó a las manos de la familia de los Gomez de Ciudad Real, que
continuaron la construccion del castillo, completándole tal como hoy lo vemos
en los años finales del siglo XV. Ruinoso después, hoy ha sido adquirido por el
pueblo para proceder a su restauración y uso público.

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