viernes, enero 21, 2011

Las Comunidades Castellanas en la Historia y IV (Luis Carretero Nieva 1922)

¿Cómo se encuentran hoy estas Comunidades? En esta pregunta vamos ahora a reducir nuestro campo a Castilla y más aún a Castilla la Vieja, prescindiendo de las de Castilla la Nueva, donde no debe de quedar absolutamente nada de esto, pues Casarrubios y Lozoya, como Tierra de Segovia que siguen siendo, hemos de considerarlos en nuestra comarca y por tanto en Castilla la Vieja.

Pero no hemos de examinar solamente la situación actual de ellas y hemos de prescindir de la prolijidad del análisis de sus balances; hemos de fijarnos más que en nada, en la situación actual del espíritu que las animó, pues en estas instituciones que nacen del pueblo, de la raza o del ambiente, la institución misma es un producto formal, el alma está en el agente.

Desde antes de Villalar, desde bastante antes, nuestro pueblo apenas interviene en toda España en el trazado de sus normas de vida. Después las mismas revoluciones españolas han carecido de un alma española que las animase. La misma pasividad, que aceptó el imperio austro-borbónico, acepta las ideas de la revolución francesa y de la organización napoleónica. La organización aragonesa, que ha hecho que algunos llamen a Aragón «la Maestra de Inglaterra», y las instituciones castellanas que hemos tratado, han contribuido a indicar distribuciones territoriales de provincias, pero nada más. El país comunero de Castilla, todo el interior, próximo a las metrópolis, sin más criterio político que el que aquellas le irradiaban, perdió, no solamente el cariño a sus típicas instituciones, sino hasta el conocimiento de las mismas, a pesar de su longevidad y a pesar de tenerlas en existencia.

La decadencia del espíritu comunero es visible y racional en un pueblo que ha perdido el hábito de su propia dirección. Se explica que los vecinos de la pequeña Comunidad de Caracena pidiesen la disolución de un organismo cuya transcendencia no comprendían. Y se explica igualmente que los lugares donde el espíritu no estuviese tan agotado, fuesen los que alzasen sus votos por la restauración de esas instituciones o la conservación de sus restos cuando se trataron de destruir. Por eso fueron las aldeas de Segovia las que dieron su voz de alerta, como la aldea española dio la suya por boca del Alcalde de Móstoles en la invasión napoleónica. De tan, tos fastos como se van a celebrar en estos días, no debe de descartarse de ninguna manera el recuerdo de aquella junta de Valseca de Boones de 12 de febrero de 1852, en que los al, deanos D. Rafael de Blas, de Ortigosa del Monte; D. Ramón Luciáfiez, de Bernuy de Porreros y D. Miguel Callejo, de Valseca, reunieron en dicho pueblo setenta y seis representantes de la tierra, para pedir la reorganización de la Junta de la Comunidad, por cuanto esa determinación popular der.' muestra el reconocimiento de su conveniencia y la persistencia de un espíritu de cooperación al bien público tan en crisis en la sociedad actual del país comunero.

Hay que reconocer dolorosamente que el espíritu de imperialismo político, no sólo por influjo de la metrópoli, sino por otros ideales que insurgen en Castilla por actuaciones contrarias a las de nuestra tradición popular, están creando el mito del Estado-providencia que todo lo puede, que hace manar como por encanto la riqueza y el bienestar sin que los pueblos y sus agrupaciones menores puedan cooperar a ella cuando se las da el medio y la facultad de hacerlo. Al castellano que penetre en Vizcaya, en Álava, en Navarra o en aquella, por todos conceptos admirable, provincia de Guipúzcoa, ha de serle dolorosísimo, si se detiene a estudiar su ejemplar administración y la eficacia de la misma, encontrar a su país ayuno de esos cuidados. Y no se diga que es por desigual trato del Estado en favor de los vascos en cuanto atañe a dinero, pues en el interior hay provincias en las que la Jefatura de Obras Públicas por sí sola, consume sumas cuantiosas en relación con sus tributos. El mal fue que al destruirse sus Corporaciones políticas, desapareció la virtualidad de las mismas en el fomento económico.

Castilla está hoy organizada bajo el régimen de las Diputaciones provinciales no forales, para su administración comarcal. En honor a ellas y a la justicia, hemos de decir que las de Castilla la Vieja se distinguen por su honrada administración, sin que tal afirmación pueda extenderse a otras regiones, ni aun a todas las más inmediatas. Pero la eficacia de su acción, y la de los criterios que algunas veces amparan sin iniciar ni meditar debida y serenamente, no corren parejas con su buen deseo y su honradez administrativa. La probidad es condición de las Diputaciones castellanas viejas que las distingue entre otras y es condición del país. La ineficacia, es consecuencia de su organización y constitución, de su relación estrecha con perniciosos influjos partidistas, de la falta de criterio político propio, que las hace amoldables a ajenos designios, y de su actuación, que las hace intervenir en cuestiones importantes a las agrupaciones políticas nacionales bajo el dominio de estas y en subordinación, acertada mente estudiada, a lo que en la jerga partidista llaman «la situación». Tienen asignados fines y obligaciones y carecen de los recursos para cumplirlas.

Al lado de ellas subsisten en Castilla la Vieja, Comunidades con recursos propios que podrían cumplir fines que no les están encargados, sino que se encuentran relevadas de cumplir. Por una parte, y por no invertirse, se distribuyen fondos de Comunidades entre Municipios y, por la otra, se recauda a los Ayuntamientos el contingente provincial.

Las Diputaciones son cosa superpuesta, estudiada, no con el fin de alentar la vida pública de su territorio, pensando en cuál sería la más conveniente solución para cada caso, sino atendiendo única y exclusivamente a la uniformidad de formulario. No pueden en modo alguno las Diputaciones ser consideradas como continuación de las Comunidades.

De las Comunidades queda en Castilla la Vieja un resto de su patrimonio y unas Juntas que la administran. Estos son todavía cuantiosos en Soria, en Segovia y otras que tal vez no tuvieron el carácter completo, políticamente hablan, do, de Comunidad, como Coca; Cuellar y aun Pedraza, por razones y motivos que han quedado expuestos.

¿Subsisten en su vigor estas Corporaciones? Según el señor Lecea, sí, a pesar de su disolución en 1857; y de que en 1857 se dictaron reglas encaminadas tan sólo a la administración de sus bienes, están autorizadas por la ley municipal y confirmadas por posteriores disposiciones.

Las de Segovia, Coca, Cuellar y alguna otra, van utilizan, do pacífica y provechosamente sus bienes. En la de Soria ha habido en recientes años y aun en el día algunas disensiones. Su carácter se acentúa más hacia lo forestal que hacia lo ganadero, quedando unos aprovechamientos de pastos ele menor importancia en comparación con su riqueza forestal. Han contribuido eficacísimamente a que todavía podamos ver en Segovia, en Soria y en otras partes de Castilla, un resto importante de zona forestal donde tan sañuda guerra se ha hecho a los bosques por todos, sin que excluyamos al propio Estado.

Pinares que posee la Comunidad de la Ciudad y Tierra de Segovia

1.° Un pinar titulado "Peñalara„ que radica en término de Rascafría, sesmo de Lozoza, hoy provincia de Madrid, de 701 hectáreas de superficie.

2.° Un pinar titulado de "Cabeza de hierro„ en el mismo término y sesmo del anterior, de 250 hectáreas.

3.° Un pinar titulado "Pinares Llanos„ término de Peguerinos, hoy provincia de Avila, sesmo de El Espinar, de 271 hectáreas.

4.° Un pinar titulado "Cotera del León„ "Chufarales„ y "Mesas del Puerto„, término de El Espinar, de 1.046 hectáreas.

La Comunidad de la Ciudad y Tierra de Segovia se com, pone hoy de 132 pueblos divididos en diez sesmos, que son: Posaderas.—Santa Eulalia.--San Martín.----Cabezas.---San Millán.—Lozoya.--San Lorenzo.--La Trinidad.--Casarrubios. —El Espinar.

La distribución de los pueblos es la que sigue;

SESMO DE POSADERAS, O DE LAS POSADAS

Aldeavieja y Blascoeles (en la provincia de Ávila).—Ahdehuela del Codonal.—Domingo García.—La Cuesta.--Martin Muñoz de las Posadas.—Muñoveros.---Pelayos (llamadó oficialmente Pelayos del Arroyo, aun cuando más propiamente debiera llamarse Pelayos de las Posadas).—Sotosalvos.—Turégano.

SANTA EULALIA

Añe. — Aragoneses. — Armuña. — Misa.-- Bernardos.— Carbonero de Ahusín.—Los Huertos.--Migueláñez.—Miguel Ibáñez.—Nieva.—Ontanares de Eresma..—Ortigosa de Pesta­ño.—Pascuales.—Pinilla de Ambroz.—Tabladillo.—Yanguas, llamado de Eresma por distinguirle del Yanguas, de Soria.

SAN MARTÍN

Maello (de la provincia de Avila).--Cobos de Segovia.— Guijasalvas.—Ituero.—I,abajos.--Lastra. del Pozo.---Monterrubio.—Muñopedro.—Navas de San Antonio.—Otero de Herreros.—Vegas de Matute.—Villacastín.— Zarzuela del Monte.

CABEZAS

Aldea del Rey, llamado Aldea Real.—Bernuy de Porreros. —Cantimpalos de Cabezas.—Cabañas.—Carbonero el Mayor.—Encinillas.—Escalona (llamado oficialmente del Prado, aun cuando más exactamente se debiera llamar con su ape, luido de Cabezas).—Escarabajosa de Cabezas.—Mata de Quintanar.—Mozoncillo.—Otones.—Parral de Villovela.— Pinarnegrillo.—Pinillos de Polendos.—Escobar de Polendos. —Roda (llamado de Eresma, pero que debiera ser de Cabezas).—Sauquillo de Cabezas.—Tabanera la Luenga.—Valseca de Boones.—Villovela.

SAN MILLAN

Abades.--Anaya.—Fuentemila nos. — Garcillán.— Juarros de Riomoros.—La Losa.—Madrona.—Martín Miguel.—Navas de Riofrío.—Hontoria de la Sierra.—Ortigosa del Monte.— Palazuelos de Eresma.—Revenga.--Torredondo.—Valdepra, dos.—Valverde del Majano.

LOZOYA

Bustarviejo.—Canencia.— El Oteruelo.—La Alameda.— Lozoya.—Nava la Fuente.—Pinilla del Valle.—Rascafría, (Estos pueblos que fueron de Sepúlveda y luego pasaron a Segovia, son hoy de la provincia de Madrid).

SAN LORENZO

Adrada de Pirón.—Agejas.—Basardilla.—Brieva.—Espir, do.—La Higuera.—Losana.—Periasrrubias.—Santo Domingo de Pirón.—Sonsoto.—Tabanera del Monte.—Tenzuela.—Tizneros.—Torrecaballeros y Cabanillas.—Torreiglesias.—Trescasas.

LA TRINIDAD

Bercial.—Etreros.—Hoyuelos.—Juarros de Voltoya.—Laguna Rodrigo.—Marazoleja.—Marazuela.—Melque de Cercos.—Ochando.—Paradinas.—Sangarcía.—Santovenia.—Villoslada de la Trinidad.—Gemenuño.

CASARRUBIOS

Peralejos.—Aldea del Fresno.—Chapinería.—Escorial de Abajo.—Colmenar del Arroyo.—Fresnedilla.—Navalcarnero.—Perales de Milla.—Robledo de Chavela.—Santa María de la Alameda.—Sevilla la Nueva.—Valdemorillo.—Villa, manta.—Villamantilla.—Villanueva de la Cañada.—Zarzalejo. (Todos estos pueblos, como los del sesmo de Lozoya, pasaron a ser provincia de Madrid).

EL ESPINAR

El Espinar, de la provincia de Segovia, y Peguerinos, de la de Ávila.

A propósito del nombre de algunos pueblos y ciado el fin de conocimiento de cosas regionales que persigue el Certamen, recordemos que, con el laudable deseo de mejorar la toponimia española, evitar confusiones entre localidades de igual denominación, se modificaron algunos nombres hace pocos años a propuesta de la Real Sociedad de Geografía; pero, sea por falta de antecedentes que pudieran ilustrar esta labor, o por premuras, muchos resultaron tan impropios que desde diversos sitios se protestó y se modificaron los nombres dados por Real Orden. En Segovia no se hizo nada, pero aquí resultó la medida más descabellada, si se quiere. A nombres que tenían ya su apellido tradicional, se les puso otro con menos fuerza distintiva cuando no tremendos
disparates, como el caso de Roda que no toca al Eresma, ni muchísimo menos, sino que está algunos kilómetros separado de este río. A otros se les puso por apellido una cosa tan común y poco distintiva como un prado o un arroyo, en lugar de tomar el comarcal de donde están colocados, lo que hubiera determinado mejor su situación como Escalona de Cabezas o Roda de Cabezas. Plausible es que se diga Palazuelos de Eresma, porque el río define una situación. Es que desde la Corte es muy difícil llegar a la entraña del país, ocurriendo lo mismo en más importantes cuestiones.

Muchos nombres de pueblos de Segovia son reproducción de otros de las sierras da Carneros y Soria, recuerdos acaso de repoblaciones del territorio segoviano por ,:gentes
aquella procedencia, como Nieva, Villoslada, Brieva, Pinillos, Ortigosa, Yanguas o apellidos como Matute.

¿Podrían desempeñar las Comunidades de Tierra algún papel en la restauración económica del país?

Indiscutiblemente que sí.

Ya D. Carlos de Lecea en las páginas 14 y,15 de su monu, mental estudio La Comunidad y Tierra de Segovia, tan seguido por el autor al redactar estas páginas, hace algunas indicaciones de obras ejecutadas en su país por esa gloriosa Corporación. La multiplicidad de Corporaciones y el reconocimiento de facultades de libre desenvolvimiento a todas ellas no es cosa que pugne, ni con la disciplina del cuerpo social y político, ni con la buena organización, siempre que haya deslinde de atribuciones y evitación de intrusiones. Desde los Estados Unidos, tipo de la organización liberal más amplia y moderna, hasta la nueva dictadura rusa de los soviets, tipo del exceso de autoridad, han reconocido la necesidad de los organismos, parciales múltiples. En la solución del problema ferroviario mundial, tan abrumador, no sólo los Estados Unidos, sino otras naciones, han pensado en la implantación de un organismo de carácter público con juris, dicción en la materia e independiente de la administración del Estado.

Mientras en España se habla tanto de repoblación forestal, sin que el Estado haga nada serio y eficaz, en un pequeño rincón español, en Vizcaya, se está llevando a cabo silenciosamente y con éxito esta empresa, no sólo por iniciativas particulares, como las meritísimas del Sr. Adán de Yarza, sino por la intervención de la Diputación Foral de Vizcaya al amparo de su autonomía, de sus recursos y del conocimiento que ha adquirido del interés del país en el ejercicio del cuidado del mismo. Cualesquiera que sean los muchos defectos de la Mancomunidad catalana, institución en la que hemos de ver algo de copia de la tradición castellana, aunque estas palabras desagraden a los catalanistas tanto como a los anticatalanistas, pues nada tiene que ver nuestro criterio, ni la salud de nuestro pueblo, ni con unos ni con otros, hemos de reconocer que tiene servicios de cultura general (Bibliotecas, escuelas, etc.), difundidas hasta por el campo, que ten, drán un avance de mapa cuando otros pueblos esperan años y años a que el Instituto Geográfico termine en ardua labor, que hay repoblación forestal, etc. Si eso cuesta, también vale, y nadie dice que las cosas vayan a hacerse con mala administración donde puede haberla buena.

En el Congreso Nacional de Ingeniería, celebrado no hace mucho tiempo, un ingeniero, muy conocedor de la vida forestal del país segoviano, el Sr. Elorrieta, al tratarse de la situación de la economía forestal en España, llamó la atención de los congresistas acerca de los beneficios extraordinarios e inesperados que muchos pueblos habían obtenido con los productos forestales en las anormales últimas circunstancias, temiendo que esas ganancias aleatorias se perdiesen. Allí se habló de obligar a los pueblos a que invirtiesen una parte de esas ganancias en láminas o fondos públicos, pero no faltó quien opinase que los de Comunidades se empleasen en la repoblación forestal. ¿Qué mejor para esas Comunidal, des que prescindir de esas ventajas con que no contaban y ampliar su patrimonio? ¿Es posible tener buenos bosques con garantía de que no habrá de talarlos su dueño, no siendo estos públicos?

La repoblación forestal. He aquí una misión que debiera encomendarse a estas meritísimas instituciones, así como otros servicios que nadie, ni el Estado, ni la Provincia, ni el Municipio, atiende en el día. Ya que al instituir nuestra administración provincial se haya prescindido de.:,entregársela a estas Corporaciones debidamente congregadas, ampliadas, acomodadas en su constitución y forma a los tiempos modemos, derivando de ellas el organismo provincial en vez de colocar como un añadido la copia de los consejos departamentales franceses, déselas vida para que sin estorbo para -él Estado, aun cuando sí con las modificaciones institucionales que sean precisas; cuiden de un país hoy huérfano. ¿Qué más prueba de abandono de un país que el que sufre Segovia por ejemplo, sin una institución de enseñanza agrícola, ahí donde muchos no se cansan de llamar a la provincia agrícola?

Pidamos el auxilio del Estado, pero antes que nada y más que nada, que ya que no haga, que nos deje hacer y estimule a que las Corporaciones que puedan, lo hagan.

Sean las Comunidades el primer organismo forestal español. No se requiere para ello de ningún modo que el Estado renuncie a su deber de velar y vigilar la economía forestal de tan alta transcendencia para el bienestar nacional, pero no se aherroje a los organismos comarcales; déjenseles libres las iniciativas, para que saquen el mayor provecho que, según la opinión de los técnicos que tornen como asesores, sean posibles, aun sin que el Estado renuncie a su función de policía forestal. Indúzcaselas a que aumenten su área forestal. Haga el Estado a su vez su sacrificio, pues el supremo interés reclama que, no sólo ese 20 9, que cobra de propios, sino muchísimo más, ingrese en las arcas comunales para ese des, tino de repoblación. Por mucho que haga la Hacienda nacional, no recompensará el despojo que hizo sin provecho para ella, con detrimento de las Comunidades, y con perjuicio para todos, al desaparecer las riquezas que desaparecieron. Venga un poco más de justicia en las atenciones y que cese lo de cobrar a unos, fondos para conservación y el presupuesto de repoblación dársele a otros.

¿Qué se ha de hacer con las Comunidades? Cuidarlas, atenderlas, mimarlas con cariño filial. La devoción de esos santos patronos de Castilla que se llaman los árboles lo exige. Lo exigen también otros intereses que no se pueden desconocer ni despreciar. ¿Disolverlas? ¡Qué suicida locura!


Las Comunidades Castellanas
Luis Carretero Nieva
Segovia 1922 páginas 38-49

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas. Estoy buscando información sobre la Comunidad de Villa y Tierra de Ávila, sus sesmas... Me está siendo bastante difícil encontrarla, cosa que no pasa con ptras comunidades, como la de Segovia.
Veo que esta página posee información bastante completa del tema. ¿Alguien puede echarme una mano, por favor?

Anónimo dijo...

Hay tanta información o más que la de Segovia. Una buena información exhaustiva la puedes encontrar en la Historia de Ávila (Tomos II y III) publicada por la Institución Duque de Alba de la Excelentísima Diputación Provincial de Ávila. Además de datos históricos se incluyen datos geográficos con abundante profusión de mapas.