martes, agosto 30, 2011

Nacionalismo (Nicolás Berdaiev)


En todo caso los Estados disimulan tras ellos las naciones, con sus intereses y sus fracasos, sus amores y sus odios respectivos. La nación representa incontestablemente un valor superior al Estado que no tiene más que una significación funcional, en relación con la formación, la protección y el desarrollo de la primera. Pero el valor nacional, como todos los otros valores, puede desfigurarse y pretender una significación suprema y absoluta. Llega a ser entonces nacionalismo egocéntrico, enfermedad de la que todos los pueblos están más o menos aquejados y que execra a todas las naciones salvo la suya, tiende a apoderase de la totalidad de los valores. Incluso reconociendo el valor de la nación, la ética debe pues condenar la aberración del nacionalismo, comparable a las del estatalismo, del clericalismo, del cientifismo, del moralismo, del esteticismo, que ofrecen todas formas de idolatría. En todo caso, si debe condenarlo, debe pronunciarse también contra la mentira que se le opone: el internacionalismo. Las naciones, en tanto que valores positivos, forman parte jerárquicamente de la unidad concreta de la humanidad que engloba su diversidad

Revista "En la España medieval" (U.C.M.)

Enlace a los archivos de la Revista "En la España medieval" de la U. C. M.


Un artículo interesante de dicha revista:
José M.ª Monsalvo

viernes, agosto 05, 2011

Lengua y nacionalismo

Últimamente los nacionalismos puristas y fieramente orgullosas, apelan a la unidad de lengua como fundamento inapelable de su existencia. No podía ser menos con algunos grupúsculos denominados nacionalistas castellanistas, que se apresuran a reclamar par su propia nación una inmensa cantidad de provincias, muchas de las cuales jamás pertenecieron al Reino de Castilla.

Históricamente la provincia que podría considerase con fundamento más plenamente castellana es Burgos, sin embargo el panorama lingüístico medieval dista de corroborar los modernos criterios nacionalistas, como podemos apreciar en el siguiente texto:

Las familias que, sin otras conexiones externas, iniciaron su reorganización como vascas o euskaldunas, estableciéndose bajo la dependencia y protección de Castilla y de Navarra, atraídas a la parte oriental de mar Cantábrico, suman expresiones orales múltiples, con muchas variedades idiomáticas, más o menos similares, con diferencias procedentes de sus diversos orígenes, que desconocen. Todavía contaban con unos cuarenta y tres dialectos y cerca de trescientos subdialectos hace unos ciento cincuenta años, que variaban de valle a valle, de caserío a caserío e, incluso, en las propias familias, según se iban mezclando los miembros de sus diferentes grupos dialectales y se consolidaba el progreso del comercio, la industria, crecían las ciudades y se les seguían sumando otros forasteros. Los idiomas de gran difusión, el español y el francés, se generalizaron. Resurrección María de Azcue, en su Diccionario Español-Vasco-Francés, hace referencias a 7 grupos dialectales con 147 subdialectos y algunas más variaciones locales. Area de Alta Navarra (AN), 37 subdialectos; Area de Vizcaya, 87; Area de Baja Navarra (BN), 37; Area de Guipuzcoa, 55; Area de Labourde, 16; Area del Roncal, 4; Area de Soule, 11 y modalidades bilbaina, valmasedana, burgalesa y gitana.

Juan Prada Bécares

Vascos, una epopeya que se está olvidando

Conferencia pronunciada en la

Asociación de Estudios Humanísticos

11 de Junio de 1999